viernes, 14 de marzo de 2014

Frente a la campaña contra los empleados públicos


¿Representan los “incentivos salariales” el 42%
del salario total de los empleados públicos?
¿Ese 42% es un“incentivo” por desempeño?

Franco Benavides

El Gobierno, con el coro de los medios comerciales de prensa, ha emprendido una Campaña contra los “incentivos” salariales de los empleados públicos. Afirman que estos incentivos representan el 50% del total del salario, agregando que no existe ninguna Evaluación del desempeño para pagar esos incentivos. 
    
Lo cierto es que “La Nación” y el Gobierno incluyen dentro de los “incentivos” algunos componentes salariales que no pueden catalogarse como tales (ver concepto de “incentivo salarial” al final).   El  Salario Escolar y  el Aguinaldo claramente no son “incentivos”.   Tampoco tiene ese carácter la “Dedicación Exclusiva” o la Prohibición que más bien son una compensación a cambio de que los profesionales ejercen exclusivamente para el Estado.  En los gráficos adjunto se muestra la composición del salario total de los empleados del sector público.  En el primero de acuerdo como lo desglosa la Contraloría (Salario Básico = 38%; Incentivos = 42%) y el segundo excluyendo los aportes patronales a la seguridad social. 
    Si excluimos del primer gráfico el Salario Escolar y el Aguinaldo como parte de los “incentivos”, estos (Restricción al Ejercicio Liberal, Anualidades y Otros Incentivos), representan el 29% del salario total y el Salario Base representa el 38%. 
   
Si excluimos los Aportes Patronales a la Seguridad Social (17%) del cálculo y sumamos al Salario Base el Salario Escolar y el Aguinaldo, tenemos que las remuneraciones básicas representan el 59% del salario total, los “incentivos” (Anualidades, Restricción al Ejercicio Liberal y Otros Incentivos) representan el 34.9%. Y aquí estamos incluyendo el pago por la restricción al libre ejercicio de la profesión, que no es un “incentivo” salarial.
Definición de Incentivo salarial:

Es un sistema de remuneración por rendimiento en donde se toma en cuenta la eficiencia con la que el individuo trabaja. Es una cantidad adicional al salario que obtiene el trabajador por el esfuerzo extra en forma individual. Los incentivos son  premios o recompensas que se otorgan al trabajador en función de la cantidad y calidad del esfuerzo que dedica a su trabajo.”

Se entiende entonces que los “incentivos salariales” son un parte “adicional” al salario Base que corresponde al pago por un esfuerzo extraordinario.  De manera que el Salario Escolar (remuneración fija de pago  diferido), el Aguinaldo (de pago universal) e incluso Los pagos por Dedicación Exclusiva o Prohibición (compensación por restricción al  Libre ejercicio de la profesión), no son “incentivos”. Luego:  el reclamo porque el pago de esa parte del salario no está sujeta a los resultados del desempeño, es simplemente una afirmación de mala fe.


Heredia, 14 de marzo del 2014.

sábado, 8 de marzo de 2014

¿TIENE OSCAR ARIAS RAZÓN?

¿Puede un solo gobierno hacer tanto daño?
ó, de cómo se crea un chivo expiatorio para seguir en lo mismo

Franco Benavides

No se le puede restar méritos al Gobierno de doña Laura y su equipo.  Ha hecho y dejado de hacer todo lo necesario para puntuar en lo más bajo de la opinión pública, ganándole incluso - cosa increíble-  al gobierno de Pacheco.   De manera que su falta de popularidad no obedece a una conspiración de la prensa (como a veces pretende explicar el gobierno su des-éxito),  sino más bien a su esfuerzo propio por perseverar en el desatino.
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 Pero es que acaso su equipo no está a la altura. Son torpes improvisados, aplicando ocurrencias un día y otro también.  Tampoco en esto hay que subvalorar al gobierno de doña Laura:  la Ruta 1856 será recordada por siempre como un ejemplo de eso que ahora llaman la APO (administración por ocurrencias).  Y muestras de ello son los vetos a la Ley Procesal Laboral y a la Ley de Fotocopiado y el impulso de  la Ley Mordaza.
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Que un tufillo tecnocrático mezclado  con algo de rancia soberbia impregna las sesiones del Consejo de Gobierno y que justamente eso no les permite olfatear la realidad política…, es también parte de su estilo “firme” (si es que se le puede llamar de esa manera a su consecuente perseverancia en el error).
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Pero decir que éste gobierno es responsable por la grave crisis de institucionalidad que vivimos; por el descalabro de la CCSS, por la epidemia de corrupción, de inseguridad ciudadana, el empantanamiento y fragmentación de la Asamblea Legislativa, la “judicialización de la política”, el colapso de la infraestructura pública…, ¡eso sí que es sobrevalorar el poder del que realmente dispone la Casa Presidencial!
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¿Puede un solo gobierno desmantelar todo el aparato productor de alimentos (arroz, frijoles, maíz) y reorientar nuestra fuerza productiva y nuestros suelos a la exportación de monocultivos destructores del ambiente (piña, melón, palma, banano), condenando casi al exterminio a los campesinos?  ¿Puede un solo gobierno entregar los bellezas naturales a la voracidad de los hoteles transnacionales y convertir a Guanacaste en una especie de “condominio” para pensionados gringos?

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Nuestra sociedad está en crisis. Los dueños del poder económico y político nos han embarcado en un proceso de transformación de signo contrario al de la década de 1940; se trata de una gran contrarreforma social.
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Los políticos que hacen fila para acceder al poder, incluso los del propio partido de la denostada doña Laura, hacen coro con la prensa y la culpan de todo.  No culpan a éste modelo económico que ellos están contribuyendo a crear y que se basa, esencialmente, en ofrecer al capital extranjero mano de obra y recursos naturales baratos,  en convertir cada servicio público (salud, educación, electricidad, telefonía, agua, carreteras, puertos, etc.) en un negocio de pocos adinerados.
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No, no.  El gobierno de Laura no es tan malo como pretenden hacerlo aparecer los que le siguen en turno.  El gobierno de doña Laura es heredero de treinta años de política neoliberal, es heredero de los Arias, Calderón, Figueres, Rodríguez y Pacheco y de sus aparatos partidarios.
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El mal gobierno de doña Laura solo se explica como consecuencia del proyecto neoliberal que sin acabar de aplicarse, ya está hundiéndose en todo el mundo.

viernes, 7 de marzo de 2014

¿Calma? ¿Por qué?

¿Calma? ¿Por qué?
ó de cómo se amenaza con llamados a la calma

Franco Benavides

Oír a la Presidente Laura Chinchilla llamando “a la calma” y escuchar el coro con que la acompañan en ese mismo llamado las cámaras patronales, es raro.  Y es que uno vuelve a ver para  todos lados y no ve ningún alboroto, todo está quedito.  Y claro, cuando las aguas del ambiente político y social están mansas como en un lago sereno, eso de llamar a la calma lo pone a uno nervioso .
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¿Que el dólar está subiendo? Pero, ¿para qué son las “bandas” si no para impedir que se desboque?  ¿Por qué habríamos de perder la calma por una devaluación controlada? O, ¿acaso no está controlada? ¿No es “normal” que esto suceda?  Y si no, ¿para que se crearon las “bandas” sino para que el dólar fluctué al vaivén del mercado?
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¿Qué Johnny  Araya se retiró de la campaña electoral?  Pero…, si todos sabemos que Johnny apenas si pudo atender las demandas administrativas de una alcaldía. ¡Favor que nos hace con no insistir más en que lo “contratemos”!  Además, ¿por qué habríamos de perder la calma si de todas formas sigue siendo candidato y en las próximas elecciones se elegirá a un señor  que ya ha dado señales, especialmente a las Cámaras Patronales, de que todo va a seguir por las mismas sendas trazadas por la “agenda neoliberal”? 
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Me entra como una espina en la desconfianza.  ¿Y si realmente los que llaman a la calma son los que están intranquilos?  ¿No será que ese llamado que parece dirigirse a la ciudadanía en general, tiene como destino, en realidad, a su propio estado de ánimo?  ¿Y si son los empresarios los que están intranquilos, faltos de calma?  Pero, ¿por qué?  ¿Es que les iba tan bien con los gobiernos de Liberación?  ¿Qué tiene de excepcional esta eventual alternabilidad de partidos en el gobierno?  ¿De qué puede ser sospechoso el PAC?
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¿Y si es que la sombra de un verdadero cambio y no de la alternabilidad al estilo bipartidista, les tiene el ánimo turbado a los empresarios?  ¿Será que temen que el PAC se tome en serio la voluntad popular de derrotar el continuismo?  Pero, ¿no les ha dado don Luis Guillermo suficientes señales de que aquí no va a cambiar nada esencial en el modelo económico y es que no recuerdan que el Frente Amplio –que reivindicada algunos cambios verdaderos- ha quedado descartado para la segunda ronda?
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O, acaso, ¿esos llamados a la calma son una amenaza para el candidato que se vislumbra como virtual ganador y para su partido?  ¿Quieren que el PAC sea “más claro”?  ¿Qué les garantice que va a continuar con la política de privatizaciones y concesiones de la cosa pública, empezando por el tema de la electricidad?  ¿Qué las reformas tributarias seguirán cayendo en la espalda –para eso la tiene ancha- del pueblo.
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¿Es que los llamadores a la calma quieren que el próximo gobierno sepa que si ellos no están tranquilos, que si el candidato no les da las “señales” que ellos piden, no puede haber calma?

Heredia, 7 de marzo del 2014.

  

miércoles, 5 de marzo de 2014

A propósito de la discusión entre la APSE y la ANEP.

A propósito de la discusión entre la APSE y la ANEP
La unidad del Movimiento Sindical no puede ser incondicional, ni asunto de cúpulas

Franco Benavides Flores

Una discusión pública está en desarrollo entre dos organizaciones  sindicales: la APSE y la ANEP.  Algunos dirán, incluyendo a dirigentes sindicales, que en aras de la unidad se deben evitar a toda costa éstos enfrentamientos y más aún, de ser inevitables, no se los debe sacar a la calle.  Otros opinamos, al contrario, que la verdadera unidad requiere una discusión transparente de las distintas posturas que existen al interior del Movimiento Sindical para establecer para qué, con quiénes y en cuáles casos es posible la unidad.  Porque la unidad de todo el movimiento sindical no siempre y en todo momento es  posible; ni siquiera deseable. (en el artículo que aparece en la siguiente dirección se discute sobre el problema de la vocería sindical respecto a quién debe ser el interlocutor del Gobierno: http://enlunado.blogspot.com/2014/02/gobierno-y-prensa-le-dan-voceria-del.html ).

1.- Un solo frente contra el desmantelamiento de los derechos de los empleados públicos.


Me explico: cuando la dirigencia de una organización sindical toma como eje central de su propuesta de salarios para el sector público el desenganche de los médicos –como es el caso de la dirigencia de la ANEP-, de manera premeditada o inconsciente, clava una cuña de división al interior del Movimiento Sindical.  Porque mientras el Gobierno despliega todas sus armas contra los derechos de los empleados públicos, teniendo como blanco principal los denominados pluses salariales (anualidades, dedicación exclusiva, carrera profesional, etc.), la ANEP desvía la atención de manera pertinaz hacia los incentivos médicos; y esto a pesar de que el propio Gobierno, las autoridades de la CCSS, la Sala Constitucional y la Asamblea Legislativa, no han querido entrarle al asunto.  Sobre éste tema no es posible la unidad.
 Mientras el resto del Movimiento Sindical procura articular todas sus fuerzas para enfrentar la embestida en contra los salarios de los empleados públicos y contra el desmantelamiento y privatización de los servicios estatales, la ANEP insiste en que se discuta y resuelva un tema que no sólo no es responsable de la política de congelamiento de los salarios reales que procura llevar adelante el Gobierno, sino que por su propia carácter (exigir que a un gremio se le disminuyan sus incentivos), contradice los fines de la organización sindical.  La postura de la ANEP es en sí misma contraria a  la unidad sindical pues procura abrir un frente de guerra al interior del propio movimiento sindical,  precisamente en medio de una coyuntura en que todas las fuerzas deberían estar orientadas a la guerra desatada contra los pluses salariales

2.- La vocería del Movimiento Sindical la escoge la prensa según su propio “criterio”. Hay que decir que los conflictos entre una parte mayoritaria del Movimiento Sindical –ahora agrupado en el Bloque Unitario Sindical y Social- y la ANEP, no son nuevos.  Me atrevo a decir que casi no existe una organización sindical de importancia en éste país que no haya mostrado en algún momento –casi siempre de manera privada, siguiendo la costumbre de lavar los trapos sucios dentro de la casa- que no haya mostrado, digo, su disgusto por el excesivo protagonismo que la prensa comercial le ofrece al señor Albino Vargas y que éste acepta sin miramientos. Y digo excesivo protagonismo porque mientras otros sindicatos ponen el grueso de la fuerza movilizadora en una huelga o en una marcha, no es nada raro que las páginas, las cámaras y los micrófonos de la prensa comercial se saturen de entrevistas y opiniones del Secretario General de la ANEP, mientras a los verdaderos protagonistas apenas si se les da espacio.  Y no se trata de envidia o de odio, como quiere presentar la dirigencia de la ANEP el reclamo legítimo de la APSE.  Es evidente que la ANEP ha realizado un trabajo para abrirse espacio en los medios de prensa.  No se le puede restar mérito en eso.  Pero también es evidente que los que dirigen esos medios lo han escogido -por razones que ahora no voy a apuntar-, como el vocero del Movimiento Sindical.  Y dadas las diferencias entre la ANEP y otras organizaciones sindicales, la vocería es fuente permanente de conflictos al interior del Movimiento Sindical.

 3.- La campaña anticomunista trasladada al interior del Movimiento Sindical. A los argumentos de la APSE (http://www.apse.or.cr/NUEVA_WEB/Cuerpo/2012/index/manifesta.jpg) para criticar públicamente al señor Albino Vargas, la dirigencia de la ANEP, acuña una versión sindical de la campaña del miedo que con tanta furia se utilizó en la primera ronda electoral y de la que aún se escuchan voces. Dice así la réplica de la dirigencia de ANEP al campo pagado de la APSE:  “Demuestra esta publicación que nuestro temor se hizo realidad,  grupos de ultraizquierda han tomado la APSE,  que recientemente se ha convertido en “sindicato industrial”;  y desde ahí están utilizando los recursos y a las bases honestas de esa organización para convertirse en bastión de partidos políticos de izquierda radical,  que en principio trataron de adueñarse de la ANEP, pero que fueron decididamente rechazados por las bases anepistas, que le han dado y le siguen dando su apoyo al compañero Albino Vargas.” ( http://www.anep.or.cr/article/la-derecha-neoliberal-y-la-izquierda-extremista-un/). 
No vale la pena responder a cada uno de los exabruptos cargados del más rancio anti-comunismo, sobretodo  porque esos calificativos están desde hace rato desautorizados dentro del Movimiento Sindical, aunque ciertamente no entre algunos otros sectores de la población.  Si es importante decir que la APSE realiza cada dos años la  elección de sus dirigentes en una contienda democrática que tiene como escenario todo el país y por medio de la cual  los (as) afiliados (as) escogen a su dirigencia.  ¿Son esos dirigentes de ultra-izquierda? Bueno: la derecha y la izquierda son posiciones relativas. Así por ejemplo, algunos dicen que dentro del PAC hay un grupo de ultra-izquierda.  Claro, la afirmación proviene de personas que están muy, pero muy  a la derecha (casi rayando en el fascismo) y por consiguiente ven como de ultra-izquierda a personas que no pueden catalogarse más que como social-demócratas.   Igual sucede dentro del Movimiento Sindical: algunos se han posicionado tan, pero tan a la derecha, que perciben al sindicalismo consecuente como estando muy a la izquierda.  Cuestión de perspectivas: la Derecha Cristiana (Christian Right) en los Estados Unidos cree sinceramente que Obama es comunista. 

Heredia, 5 de marzo del 2014.