miércoles, 5 de marzo de 2014

A propósito de la discusión entre la APSE y la ANEP.

A propósito de la discusión entre la APSE y la ANEP
La unidad del Movimiento Sindical no puede ser incondicional, ni asunto de cúpulas

Franco Benavides Flores

Una discusión pública está en desarrollo entre dos organizaciones  sindicales: la APSE y la ANEP.  Algunos dirán, incluyendo a dirigentes sindicales, que en aras de la unidad se deben evitar a toda costa éstos enfrentamientos y más aún, de ser inevitables, no se los debe sacar a la calle.  Otros opinamos, al contrario, que la verdadera unidad requiere una discusión transparente de las distintas posturas que existen al interior del Movimiento Sindical para establecer para qué, con quiénes y en cuáles casos es posible la unidad.  Porque la unidad de todo el movimiento sindical no siempre y en todo momento es  posible; ni siquiera deseable. (en el artículo que aparece en la siguiente dirección se discute sobre el problema de la vocería sindical respecto a quién debe ser el interlocutor del Gobierno: http://enlunado.blogspot.com/2014/02/gobierno-y-prensa-le-dan-voceria-del.html ).

1.- Un solo frente contra el desmantelamiento de los derechos de los empleados públicos.


Me explico: cuando la dirigencia de una organización sindical toma como eje central de su propuesta de salarios para el sector público el desenganche de los médicos –como es el caso de la dirigencia de la ANEP-, de manera premeditada o inconsciente, clava una cuña de división al interior del Movimiento Sindical.  Porque mientras el Gobierno despliega todas sus armas contra los derechos de los empleados públicos, teniendo como blanco principal los denominados pluses salariales (anualidades, dedicación exclusiva, carrera profesional, etc.), la ANEP desvía la atención de manera pertinaz hacia los incentivos médicos; y esto a pesar de que el propio Gobierno, las autoridades de la CCSS, la Sala Constitucional y la Asamblea Legislativa, no han querido entrarle al asunto.  Sobre éste tema no es posible la unidad.
 Mientras el resto del Movimiento Sindical procura articular todas sus fuerzas para enfrentar la embestida en contra los salarios de los empleados públicos y contra el desmantelamiento y privatización de los servicios estatales, la ANEP insiste en que se discuta y resuelva un tema que no sólo no es responsable de la política de congelamiento de los salarios reales que procura llevar adelante el Gobierno, sino que por su propia carácter (exigir que a un gremio se le disminuyan sus incentivos), contradice los fines de la organización sindical.  La postura de la ANEP es en sí misma contraria a  la unidad sindical pues procura abrir un frente de guerra al interior del propio movimiento sindical,  precisamente en medio de una coyuntura en que todas las fuerzas deberían estar orientadas a la guerra desatada contra los pluses salariales

2.- La vocería del Movimiento Sindical la escoge la prensa según su propio “criterio”. Hay que decir que los conflictos entre una parte mayoritaria del Movimiento Sindical –ahora agrupado en el Bloque Unitario Sindical y Social- y la ANEP, no son nuevos.  Me atrevo a decir que casi no existe una organización sindical de importancia en éste país que no haya mostrado en algún momento –casi siempre de manera privada, siguiendo la costumbre de lavar los trapos sucios dentro de la casa- que no haya mostrado, digo, su disgusto por el excesivo protagonismo que la prensa comercial le ofrece al señor Albino Vargas y que éste acepta sin miramientos. Y digo excesivo protagonismo porque mientras otros sindicatos ponen el grueso de la fuerza movilizadora en una huelga o en una marcha, no es nada raro que las páginas, las cámaras y los micrófonos de la prensa comercial se saturen de entrevistas y opiniones del Secretario General de la ANEP, mientras a los verdaderos protagonistas apenas si se les da espacio.  Y no se trata de envidia o de odio, como quiere presentar la dirigencia de la ANEP el reclamo legítimo de la APSE.  Es evidente que la ANEP ha realizado un trabajo para abrirse espacio en los medios de prensa.  No se le puede restar mérito en eso.  Pero también es evidente que los que dirigen esos medios lo han escogido -por razones que ahora no voy a apuntar-, como el vocero del Movimiento Sindical.  Y dadas las diferencias entre la ANEP y otras organizaciones sindicales, la vocería es fuente permanente de conflictos al interior del Movimiento Sindical.

 3.- La campaña anticomunista trasladada al interior del Movimiento Sindical. A los argumentos de la APSE (http://www.apse.or.cr/NUEVA_WEB/Cuerpo/2012/index/manifesta.jpg) para criticar públicamente al señor Albino Vargas, la dirigencia de la ANEP, acuña una versión sindical de la campaña del miedo que con tanta furia se utilizó en la primera ronda electoral y de la que aún se escuchan voces. Dice así la réplica de la dirigencia de ANEP al campo pagado de la APSE:  “Demuestra esta publicación que nuestro temor se hizo realidad,  grupos de ultraizquierda han tomado la APSE,  que recientemente se ha convertido en “sindicato industrial”;  y desde ahí están utilizando los recursos y a las bases honestas de esa organización para convertirse en bastión de partidos políticos de izquierda radical,  que en principio trataron de adueñarse de la ANEP, pero que fueron decididamente rechazados por las bases anepistas, que le han dado y le siguen dando su apoyo al compañero Albino Vargas.” ( http://www.anep.or.cr/article/la-derecha-neoliberal-y-la-izquierda-extremista-un/). 
No vale la pena responder a cada uno de los exabruptos cargados del más rancio anti-comunismo, sobretodo  porque esos calificativos están desde hace rato desautorizados dentro del Movimiento Sindical, aunque ciertamente no entre algunos otros sectores de la población.  Si es importante decir que la APSE realiza cada dos años la  elección de sus dirigentes en una contienda democrática que tiene como escenario todo el país y por medio de la cual  los (as) afiliados (as) escogen a su dirigencia.  ¿Son esos dirigentes de ultra-izquierda? Bueno: la derecha y la izquierda son posiciones relativas. Así por ejemplo, algunos dicen que dentro del PAC hay un grupo de ultra-izquierda.  Claro, la afirmación proviene de personas que están muy, pero muy  a la derecha (casi rayando en el fascismo) y por consiguiente ven como de ultra-izquierda a personas que no pueden catalogarse más que como social-demócratas.   Igual sucede dentro del Movimiento Sindical: algunos se han posicionado tan, pero tan a la derecha, que perciben al sindicalismo consecuente como estando muy a la izquierda.  Cuestión de perspectivas: la Derecha Cristiana (Christian Right) en los Estados Unidos cree sinceramente que Obama es comunista. 

Heredia, 5 de marzo del 2014.

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