A propósito de la discusión entre la APSE y la ANEP
La unidad del Movimiento
Sindical no puede ser incondicional, ni asunto de cúpulas
Franco Benavides Flores
Una discusión pública está en desarrollo
entre dos organizaciones sindicales: la
APSE y la ANEP. Algunos dirán, incluyendo
a dirigentes sindicales, que en aras de la unidad se deben evitar a toda costa
éstos enfrentamientos y más aún, de ser inevitables, no se los debe sacar a la calle. Otros opinamos, al contrario, que la
verdadera unidad requiere una discusión transparente de las distintas posturas
que existen al interior del Movimiento Sindical para establecer para qué, con
quiénes y en cuáles casos es posible la unidad.
Porque la unidad de todo el movimiento sindical no siempre y en todo
momento es posible; ni siquiera
deseable. (en el artículo que aparece en la siguiente dirección se
discute sobre el problema de la vocería sindical respecto a quién debe ser el
interlocutor del Gobierno: http://enlunado.blogspot.com/2014/02/gobierno-y-prensa-le-dan-voceria-del.html
).
1.- Un solo frente contra el
desmantelamiento de los derechos de los empleados públicos.
Me explico: cuando la dirigencia de una organización sindical toma como eje central de su propuesta de salarios para el sector público el desenganche de los médicos –como es el caso de la dirigencia de la ANEP-, de manera premeditada o inconsciente, clava una cuña de división al interior del Movimiento Sindical. Porque mientras el Gobierno despliega todas sus armas contra los derechos de los empleados públicos, teniendo como blanco principal los denominados pluses salariales (anualidades, dedicación exclusiva, carrera profesional, etc.), la ANEP desvía la atención de manera pertinaz hacia los incentivos médicos; y esto a pesar de que el propio Gobierno, las autoridades de la CCSS, la Sala Constitucional y la Asamblea Legislativa, no han querido entrarle al asunto. Sobre éste tema no es posible la unidad.
Mientras el resto del
Movimiento Sindical procura articular todas sus fuerzas para enfrentar la embestida
en contra los salarios de los empleados públicos y contra el desmantelamiento y
privatización de los servicios estatales, la ANEP insiste en que se discuta y
resuelva un tema que no sólo no es responsable de la política de congelamiento
de los salarios reales que procura llevar adelante el Gobierno, sino que por su
propia carácter (exigir que a un gremio se le disminuyan sus incentivos), contradice
los fines de la organización sindical. La
postura de la ANEP es en sí misma contraria a
la unidad sindical pues procura abrir un frente de guerra al interior del
propio movimiento sindical, precisamente
en medio de una coyuntura en que todas las fuerzas deberían estar orientadas a
la guerra desatada contra los pluses
salariales.
2.- La vocería del Movimiento Sindical la escoge la prensa según su propio
“criterio”. Hay que decir que los conflictos entre una parte mayoritaria
del Movimiento Sindical –ahora agrupado en el Bloque Unitario Sindical y
Social- y la ANEP, no son nuevos. Me
atrevo a decir que casi no existe una organización sindical de importancia en
éste país que no haya mostrado en algún momento –casi siempre de manera
privada, siguiendo la costumbre de lavar
los trapos sucios dentro de la casa- que no haya mostrado, digo, su disgusto por el excesivo protagonismo que la prensa comercial
le ofrece al señor Albino Vargas y que éste acepta sin miramientos. Y digo
excesivo protagonismo porque mientras otros sindicatos ponen el grueso de la
fuerza movilizadora en una huelga o en una marcha, no es nada raro que las
páginas, las cámaras y los micrófonos de la prensa comercial se saturen de
entrevistas y opiniones del Secretario General de la ANEP, mientras a los
verdaderos protagonistas apenas si se les da espacio. Y no se trata de envidia o de odio, como
quiere presentar la dirigencia de la ANEP el reclamo legítimo de la APSE. Es evidente que la ANEP ha realizado un
trabajo para abrirse espacio en los medios de prensa. No se le puede restar mérito en eso. Pero también es evidente que los que dirigen
esos medios lo han escogido -por razones que ahora no voy a apuntar-, como el vocero del Movimiento Sindical. Y dadas las diferencias entre la ANEP y otras
organizaciones sindicales, la vocería
es fuente permanente de conflictos al interior del Movimiento Sindical.
3.- La campaña anticomunista
trasladada al interior del Movimiento Sindical. A los
argumentos de la APSE (http://www.apse.or.cr/NUEVA_WEB/Cuerpo/2012/index/manifesta.jpg) para
criticar públicamente al señor Albino Vargas, la dirigencia de la ANEP, acuña
una versión sindical de la campaña del
miedo que con tanta furia se utilizó en la primera ronda electoral y de la
que aún se escuchan voces. Dice así la réplica de la dirigencia de ANEP al campo pagado de la APSE: “Demuestra
esta publicación que nuestro temor se hizo realidad, grupos
de ultraizquierda han tomado la APSE,
que recientemente se ha convertido en “sindicato industrial”; y desde ahí están utilizando los recursos y a
las bases honestas de esa organización para convertirse en bastión de partidos políticos de izquierda radical, que en principio trataron de adueñarse de la
ANEP, pero que fueron decididamente rechazados por las bases anepistas, que le
han dado y le siguen dando su apoyo al compañero Albino Vargas.” ( http://www.anep.or.cr/article/la-derecha-neoliberal-y-la-izquierda-extremista-un/).
No vale la pena responder a cada uno
de los exabruptos cargados del más rancio anti-comunismo, sobretodo porque esos calificativos están desde hace
rato desautorizados dentro del Movimiento Sindical, aunque ciertamente no entre
algunos otros sectores de la población. Si
es importante decir que la APSE realiza cada dos años la elección de sus dirigentes en una contienda
democrática que tiene como escenario todo el país y por medio de la cual los (as) afiliados (as) escogen a su
dirigencia. ¿Son esos dirigentes de ultra-izquierda? Bueno: la derecha y la
izquierda son posiciones relativas. Así por ejemplo, algunos dicen que dentro
del PAC hay un grupo de ultra-izquierda. Claro, la afirmación proviene de personas que
están muy, pero muy a la derecha (casi rayando en el fascismo) y
por consiguiente ven como de ultra-izquierda
a personas que no pueden catalogarse más que como social-demócratas. Igual
sucede dentro del Movimiento Sindical: algunos se han posicionado tan, pero tan
a la derecha, que perciben al
sindicalismo consecuente como estando
muy a la izquierda. Cuestión de perspectivas: la Derecha Cristiana (Christian Right) en
los Estados Unidos cree sinceramente que Obama es comunista.
Heredia, 5 de marzo del
2014.
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