domingo, 23 de noviembre de 2014

El padecimiento de una persona jurídica.

El padecimiento de una persona jurídica
ó de como se nos puede encarnar una organización

En estos días la prensa divulgó ampliamente una nota curiosa:  una mujer estaba siendo objeto de una denuncia por proferir supuestas injurias contra una organización.  Al menos eso es lo que el dolido denunciante reclamaba ante las vitrinas de la opinión pública.  Decía este señor que su dulce representada (en realidad lo hemos oído, a menudo, llamarla “mi querida”); decía pues, que su representada había sido profundamente ofendida en su honor. 
v  
La verdad es que esa afirmación me provocó fuertes reflexiones sobre la psique de las organizaciones y de sus expresiones legales, sus personas jurídicas.  ¿Puede una persona jurídica sentirse ofendida, resentir lo que los mal hablados dicen de ella?  ¿Tienen sensibilidad moral las organizaciones, digamos, los sindicatos, como para llegar a sentirse ofendidas?  En fin:  ¿tienen alma las entidades colectivas o jurídicas? Y si la respuesta fuese sí:  ¿pueden ir al cielo, si cumplen con todos los sacramentos o requisitos mínimos de una determinada fe religiosa?
v  
Luego de leer a Tomas de Aquino y a otros filósofos que debaten en torno al ser y al ente,  luego de recurrir a docenas de psicólogos que reflexionan sobre la personalidad, incluyendo a Freud y a Walter Riso, llegué a la siguiente conclusión:  no, las organizaciones –aunque sean sindicatos- no tienen alma (o, para los no creyentes:  no tienen eso que se denomina una personalidad, entendida como un conjunto de factores y rasgos físicos, emocionales y mentales articulados  en una entidad individual más o menos estable). 
v  
Entonces concluí: comenzar a creer que una entidad jurídica -digamos un sindicato-, reciente las habladurías y hasta se siente ofendida en su honor, es síntoma de que en uno se ha producido ese fenómeno sicológico que llaman "identificación": uno ya no sabe distinguir entre su persona y la organización o persona jurídica que representa. La persona jurídica se me "encarnó".  De aquí en adelante esa ficción jurídica que representa a todo un conglomerado de almas, solo siente y creé lo mismísimo que yo: esta es la esencia de la AUTOCRACIA:  “El Sindicato soy yo”.
Heredia, 23 de noviembre del 2014