miércoles, 4 de enero de 2017

¿DECISIONES TECNICAS O ELECTORALES?

El Ministro de Trabajo y el cierre de Oficinas de Inspección y de Conciliación de Trabajo

Franco Benavides Flores
Secretario General de la Afumitra

Desde hace muchos años se inventó una especie de escudo contra las propuestas de  reforma que salen de los escritorios de algunos “expertos”.  Y es que los “experimentos sociales” a veces tienen costos muy altos y, por lo general, son las poblaciones más vulnerables las que los sufren. 

Es cierto que la mayoría de propuestas se quedan engavetadas y, en el fondo, no tienen más propósito que contratar a esos expertos de las oenejes que pululan alrededor del Estado que tanto detestan.

Pero a la propuesta a que me refiero es a una concebida para la Inspección y Conciliación de Trabajo por expertos internos y los que se trajo, como equipo de confianza, el Ministro de Trabajo.  Se trata de “una profunda reflexión gerencial” y consiste en cerrar 11 oficinas (la tercera parte de las que existen), concentrar el personal en el resto de oficinas y ofrecer una especie de “servicio ambulatorio o por ventanillas”. 

Lo curioso es que la propuesta de cierre de oficinas se da precisamente en el momento en que se aprueban 108 nuevas plazas para fortalecer los servicios de inspección y conciliación laborales.   Lo curioso es que la propuesta estuvo lista apenas en los primeros días de diciembre y debe aplicarse a partir del 1 de enero de 2017.  ¿Por qué esa prisa? Suponemos que tiene que ver con los “tiempos políticos” del actual Ministro y no tanto con que la Ley de Reforma Procesal Laboral entre a regir en julio, que es el pretexto argüido para aplicar de una sola vez un cambio tal radical.

Suponiendo que los expertos que han concebido un modelo de atención con puros cálculos estadísticos (Población ocupada, número de casos en los tribunales, etc.) -sin consultar a las personas que prestan los servicios de inspección y de conciliación, lo cual ya crea serias dudas sobre su la viabilidad-; suponiendo que esos expertos son unos arrechos: nadie arrastra a una  institución a la aventura de clausurar oficinas que tienen décadas de prestar servicios, sin primero poner a prueba su “modelo”. 

Por eso decíamos arriba que contra las “ideas” de los expertos se inventó lo que es ampliamente conocido como  “planes piloto” o simplemente: “ensayo y error”, pero a pequeña escala. Imaginen cerrar las oficinas de Upala, Bribrí, Golfito, San Vito, Puriscal, Orotina, Guácimo, Naranjo, Nandarye, Nicoya y la Fortuna, a puro cálculo de costos de alquileres y de estadísticas de población, sin tomar en cuenta la vulnerabilidad social, la identidad cultural de las comunidades, los polos de atracción geográfica, las distancias y la provisión de transporte público, etc.

¿Cuál es la prisa que tiene el Ministro de Trabajo? ¿Por qué si ahora se tienen 108 plazas nuevas no se fortalece las oficinas existentes y de ser posible se abren otras? ¿Será que no se trata del “tiempo institucional” sino del “tiempo de la política electoral”?   Es que lo irracional, no solo del contenido de propuesta, sino de urgencia de aplicarla no nos puede generar más que malos pensamientos.


San Rafael, 4 de enero de 2017

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