miércoles, 8 de mayo de 2024

CANTATA A RON RODRIGO: en cinco Cantos y una Alabanza.

 


CANTATA A RON RODRIGO

(EN CINCO CANTOS Y UNA ALABANZA)


Consejo para leer: es puro sarcasmo.



I. ELEGANTE Y GALÁN.


El labio superior levantado 

En señal de su sensual condición; 

Una rendija entre los dientes blancos 

para más fácil escupir su maldición.


Barba y bigote, con primor recortados

Para hacerle un pintoresco marco

A esa enorme paridera de insultos     

A la que su boca se ha  consagrado.


Al macho de lomo plateado 

Le gusta los pectorales sonarse,

Hacer rituales de joven enamorado,

Aunque edad ya tiene para jubilarse.


Rodrigo de Montarán, rico repentino y suertudo. 

Trasnochado galán de amores perrunos.

Pachuco que presume un doctorado,

Pero que es totalmente incivilizado.


CORO: Ron Rodrigo, caballero de mal hablar,

Y de imposible e impracticable callar.



II. DOCTOR EN ECONOMÍA.


Al burócrata del Banco se le pegaron 

las recetas del pescozón y de las patadas,

Para enmendar las torpezas todas 

De los países pobres y de baja condición.


Ron Rodrigo, lo complicado 

siempre lo encuentra simple.

Un proyecto urgente y amañado,

Tiene por cura y remedio siempre.



¿Para qué rebanarse los sesos

Con diagnósticos de académicos?,

Sí las “rutas” milagrosas están para eso

Y recién inventadas por tus acólitos.


CORO: Ron Rodrigo el de mal hablar,

No hay palabra buena que salga de tu paladar.


III. EL ILUMINADO.


¡Oh, Ron Rodrigo!, sabedor de todos los saberes,

Inmaculado entre todos los políticos tradicionales.

Economista padre de ciencias ancestrales, 

Guardián Terreno de las más hondas verdades:

El de Montarán, el de las políticas universales.


Ron Rodrigo, El Iluminado,

No conoce lo desconocido.

Para él, los expertos y versados

Se acabaron cuando presidente fue elegido.


Los magistrados y los académicos,

Los jueces y  los ingenieros,

Los médicos y los abogados,

Los educadores y hasta los bomberos,

Están todos ellos dedicados  

a frustrarle sus fabulosos empeños. 


CORO: Ron Rodrigo, el de mal hablar,

Se regocija de su vulgaridad enseñar.



IV. EL SALVADOR.


¡Oh, Ron Rodrigo, el sosegado!, 

De zancadillas, el Estado Profundo, 

Quiere sembrar tu camino iluminado.

La Contraloría y los poderes del mundo

Buscan tu viril ímpetu tener refrenado. 


De los Mandos Medios rehén.

Con normas absurdas e inútiles 

Quieren atar tus manos fértiles,

Y frenar con burocracia tu altivez.


CORO: Ron Rodrigo, el de mal hablar,

Los burócratas nunca te sabrán apreciar.



V. SU SEGUNDA VENIDA.


El Reino que prometiste, oh Ron Rodrigo,

En un solo gobierno no podrás finiquitarlo.

Porque siempre tienen los Profetas

Sus Judas, sus Fariseos y sus Pilatos,

Aunque hoy en día se les llame Magistrados, 

diputados, mandos medios o públicos empleados.


A tus milagros administrativos 

Le exigieron procedimientos rebuscados. 

Arroces, gasolinas y medicamentos 

De precio pudieron haber  bajado,

Si tus mágicos decretos hubiesen respetado.


Si para terminar de la bronca comerte,

Cuatro años de gobierno no te han bastado,

El pueblo ilustrado sabrá brindarte 

Una postrera y segunda parte.


Pero aún antes sabe, oh Poderoso,

que por la vía del referendo

te desatará las manos el pueblo,

Para que hagas a tu antojo 

Las obras que te dicte el intelecto.


En el veintiséis te encarnarás 

En un candidato obediente, 

Que sepa que poder no hay más 

Que el que detrás del trono está pendiente.


Mientras tanto, 

sigue puentes quemando.

El Poder Judicial, la Contraloría,

y la Asamblea, no podrán juntos 

contra tu varonil gobierno.


¡Oh, Ron Rodrigo!, el de mal hablar,

¡Cómo te ha doler el paladar!



ALABANZAS


Demoledor de puentes 

Para diálogos Inútiles.

Azote de los lujosos jubilados.

Terror de los públicos empleados.


Intérprete auténtico y patentado 

De la pureza de las leyes.

Ejecutor siempre inmaculado

De obras públicas sin licitaciones.


Azote del crimen organizado,

De los precios del arroz y los frijoles.

Vendedor insigne y calificado

De bienes públicos y patrimoniales.


¿Para qué periodistas canallas 

Si tienes el don de una lengua sabia?

Que le hagan eco a tus divinas 

Y encabritadas palabras,

Del Mundo Todos los micrófonos

y del Universo todas las  cámaras.


Oh, Ron Rodrigo el reposado,

No hay pelo que sin sangre no saques.

Por  las buenas y concertando,

Por ahí nunca habrán de encontrarte.


OH, Ron Rodrigo, El Sereno,

Tú sigue puentes quemando.

Que sacrificar sabrá tu pueblo,

Esta débil democracia a tu viril gobierno.


CORO: ¡Oh, Ron Rodrigo, el del mal hablar,

Tu jeta nunca se ha de acallar!



Acosta, 4 de mayo de 2024.










martes, 27 de diciembre de 2022


Canción para un triste autobusero:

EL CORAZON ROMPIDO


Se ciernen horizontes oscuros, ¡ay!

Sobre los bolsillos de empresarios generosos,

Gentiles empresarios autobuseros, ¡ay!

Que prestan un servicio casi ruinoso.

 

Cargan en sus lindos autobuses

A tanta Chusma adentro:

A esos que jartan pollo asado

Y usan de servilleta la felpa de los asientos.

A esos que dejan tapizado

De cáscaras de maní los suelos

Y el piso de boronas de pan salado.

 

Ahí van los autobuses rugiendo

un poco destartalados,

y sin pinche mantenimiento.

Recogen montones de pasajeros

Para embutirlos entre sus latas mullidas

Y para hacerlos padecer un crudo  infierno.

 

De repente, el chofer hace un alto,

Por el rojo de un semáforo respaldado.

Se zampa unos cuantos cucharazos

De un gallo pinto avejentado.

Con un frijol resbalando

por entre sus amargados labios,

al “pasaje” pide a gritando:

que se aprieten más, que hay mucho campo

que sí en el infierno van a caber,

en este bus les sobra campo.

 

Ahí están estos pobres empresarios

Al MOPT  lloviéndole billetes

Y a ciertos diputados exigiendo

que les concedan en ramilletes

lo que merecen sus bolsillos hambrientos:

 

Que como dice el tango, señores,

“que veinte años no es nada”,

Y aunque de herrumbres del tiempo

sus carrocerías lleven cargadas,

Todavía un barril de jugo se les saca

A estas quejumbrosas carcachas.