lunes, 11 de agosto de 2014

Entretelones de la negociación salarial




Lunes de luna
Entretelones de la negociación salarial
     ò de como hablar en broma de cosas serias
                                    
                             Franco Benavides

Luego de unos ocho años de decretazos salariales, por fin la negociación de salarios de los empleados públicos finalizó con un acuerdo entre el Gobierno y los Sindicatos.  Ya todos lo conocen y por eso no nos vamos a referir al fondo. Más bien vamos a levantarle los "chingos" a la negociación o como dicen en el argot teatral: vamos a observar lo que pasó  entre telones.

La negociación se dio en tres episodios: en el primero los sindicatos, divididos en dos, presentaron sus propuestas.  Hay que decir que, salvo el tema del "desenganche" de los médicos, no había nada de sustancial que motivara la división.  Más bien el asunto tiene que ver con que un grupo, al que vamos a llamar Los Suaves", monopolizan desde hace años los puestos en las instancias "tripartitas", esas que la verdad no sirven para casi nada, sino es para las dietas y las comilonas de hotel (cuando decimos "dietas" y "comilonas" nos referimos no a dos términos contradictorios sino al resultado más tangible y seguro de esos espacios tripartitas).  Gracias a la gracia del Gobierno, Los Suaves" están panzones de degustar las comidas finas que se reparten en esas tripartitas comilonas. El otro grupo, al que llamaremos "Los Duros", piensa que los viajes a Ginebra pueden servir para algo mejor que roncar durante las sesiones de la OIT y para brindar -fuera de ellas por supuesto-, por el avance del Trabajo Decente que solo existe en el mundo imaginario de sus corrongos informes. Aquí cabe señalar que dentro del grupo de "Los Suaves", lo del desenganche fue metido, como quien dice, de contrabando por la maña de un señor que está dedicado, desde hace unos dos o tres años, a convencer al Gobierno de que por la culpa de los médicos ellos, los del Gobierno, no quieren dar mejores reajustes de salario a los empleados públicos.  ¡Verdad que ustedes, señores del gobierno -les dice ese individuo- no le van a dar mejores salarios a los policías y a los conserjes porque los buchones de los médicos van a sacar provecho de esos aumentos! Y de tanto insistir con la cantinela del "desenganche" a los señores del Gobierno hasta les pareció bonito el argumento y ya han empezado a utilizarlo.

El segundo episodio lo constituye esencialmente la presentación de la propuesta del Gobierno. "Los Suaves" se volvieron locos de contento con las tesis del Gobierno: claro que queremos darle un reajuste adicional a los no profesionales.  Este Gobierno se comprometió a disminuir la pobreza y vamos a redistribuir el escaso pastel presupuestario con justicia social: le vamos a quitar a los profesionales para darle a los no profesionales.  Y aún más: nos comprometemos aquí mismo, en esta Comisión Negociadora, a desenganchar a los médicos.  "Los Suaves" querían firmar de inmediato y a toda prisa.  "Los Duros" dijeron, un momento, suave: lo de los médicos se negocia con los médicos.  Si el Gobierno insiste en seguirle el jueguito a Don Desenganche, que procure entenderse con los médicos.  En otras palabras: que hable con el dueño del circo y no con el payaso.

Durante la sesión la cosa se puso fea y se tuvo que pedir un fuera de tiempo para que los representantes sindicales discutieran el asunto a solas.  "Los Suaves" estaban por firmar.  "Los Duros", a pesar de que los representantes de Don Desenganche prometieron retirar esa cantinela de la negociación salarial, insistieron en que el "piso" de la negociación debía ser el 4.14% para todo el mundo. Eso de la "justicia social" repartiendo el mismo pastel en distintas porciones huele mal.  ¿Por qué no pedir que se agrande el queque a base de una mayor recaudación fiscal?
Como no hubo acuerdo entre el sector sindical al volver a  la sesión no quedó más que fijar  para otro día la siguiente reunión.

El tercer episodio se abrió con la presentación de las contra-propuestas de los representantes sindicales.  Los Duros leyeron la suya: nada de discutir el desenganche aquí y 4.14% para todos más un adicional para los no profesionales.  Los Suaves: creemos en la justicia social que pregona el Gobierno y por eso estamos de acuerdo con que se les quite a los ricos es decir a los profesionales- un 0.14% y que con ese recorte se les dé a los no profesionales un reajuste adicional. 

La contra-propuesta de Los Suaves no fue tal.  Su acuerdo con la Propuesta del Gobierno era tan completo que solo pudieron discrepar en la fecha de pago:  ¡Queremos que se pague el reajuste en la primera quincena de agosto!, exigieron valientemente Los Suaves poniéndose, por un momento, duros.  Bastó con que el representante de Hacienda dijera que no era posible, para que Los Suaves retiraran su única objeción y no tuvieran más nada que decir.  ¡A firmar!, parecía expresar su escandaloso silencio.
  
Los Duros se mantuvieron duros y la sesión se empantanó.  Sin consenso había una única alternativa: ó se daba por agotada la negociación y el Gobierno recurría al decretazo  puro y simple ó, se votaba para determinar si el Gobierno junto con un parte de los Sindicatos hacía mayoría.   Los Suaves se frotaban las manos de contento porque ellos y el Gobierno según sus cálculos dictados por la costumbre- hacían mayoría. 
  
La fiesta se les aguo cuando Los Duros  expusieron esta simple argumentación sobre la forma de resolver el diferendo por la vía del voto:  la Comisión es bipartita pero no paritaria, es decir de los 13 representantes que la conforman, 9 son de los sindicatos y 4 del Gobierno.  De manera que no puede decirse que cada representante individualmente tenga un voto porque es evidente que el sector sindical siempre sería mayoría.  De manera que aquí solo hay dos votos:  el del Gobierno y el de los Sindicatos.  Para determinar quién tiene el voto de los sindicatos no queda más que determinar que grupo (Los Duros o Los Suaves) tiene la mayoría.




El rostro de
Los Suaves se tornó albino:  ellos sabían que eran minoría. Ellos que habían estado tan calladitos, confiando en que al final a Los Duros no les quedaba más que firmar o retirarse, dejándolos que firmaran a su gusto con el Gobierno, de repente se despertaron.  Su vocero que se parece a Javier Bardem en la película esa en la que hace de un moribundo y no se le entiende nada, dijo muchas cosas pero, la   verdad, no le entendimos casi nada de tan suave que pronunciaba.  Entonces el más viejo de todos los sindicalistas que estaba como siempre del lado de Los Suaves- tomó la palabra muy agitado y con semerendo malestar dijo: ¡Pero cómo es esto! ¡Yo tengo quinientos años de estar en esta Comisíon y aquí nunca se ha votado!  Lo que se usa es que si a un grupo de sindicatos no les gusta, pues se retiran y nos dejan al resto para que firmemos con el Gobierno.
  
Del lado de Los Duros se escuchó el esbozo de una leve sonrisa.  ¡Si, de condescendencia!  ¡Si, como de lástima por la simpleza del argumento!  Se replicó:  ¡No señores y señoras!  Esta es una instancia legalmente constituida y con representantes formales.  Aquí el Gobierno no puede escoger con quién negocia y con quién firma.  El Gobierno tiene un voto y nosotros tenemos el otro:  no hay acuerdo y se acabó.

Los del Gobierno, que estrenaban por primera vez una negociación salarial para el sector público (como estrenan todas las cosas por ser gobierno por primera vez), cayeron en la cuenta de que la negociación iba a resultar un deséxito.  Pidieron un fuera de tiempo y le pidieron al Ministro de Trabajo que se presentara ante la Comisión con algo que ofrecer.

 Se reanudó la sesión esta vez presidida por el propio Ministro de Trabajo, quién sin duda ya había sido puesto al tanto de quiénes eran Los Suaves y quienes Los Duros.  Su discurso conciliador no buscó otra oído comprensivo más que el del grupo de Los Duros.  Cada palabra, cada frase, fue pronunciada para convencer a Los Duros y era lógico porque los del otro grupo desde hacía mucho habían dejado de ser parte activa al aceptar en todos sus extremos la propuesta original del Gobierno. ¿Qué podían decir ahora que el Gobierno cedía ante la posición de Los Duros?
  
Lo que les propongo dijo el Ministro, hablando exclusivamente a Los Duros, es que se pague a los profesionales un 4% ahora y el restante 0.14% en enero.  El reajuste de los no profesionales sería escalonado desde un 4.28% hasta un 5.14%.  Los Duros pidieron un fuera de tiempo para discutir la propuesta y la sesión nuevamente se interrumpió.

De regreso el vocero de Los Duros manifestó la anuencia a firmar.  El Ministro que ya daba como un hecho el acuerdo y se disponía a preparar el documento para su firma, tuvo que concederle el uso de la palabra al vocero de Los Suaves (si, a ese que se parece a Javier Bardem cuando hacia de moribundo): ¡Nosotros también estamos de acuerdo!, dijo y todos respondimos para nuestros adentros: ¡Obvio!
  
Conclusión:  Una tremenda derrota para los que entran a negociar con la entera disposición de ceder ante la menor oposición a sus propuestas, para los que abandonan con prisa las posiciones ganadas por el mero afán de mostrarse más potables.  Una escandalosa derrota para los argumentos de los desenganchadores de oficio.  En fin, parece ser que la correlación de fuerzas al interior del Movimiento Sindical está cambiando.

                                                                                                                           Heredia, 11 de agosto del 2014.