Púlpitos versus Curules
ó de cómo el fanatismo cristiano nos quiere gobernar
Franco Benavides
Cada vez que escucho a alguno del autodenominado
Bloque Cristiano, siento como una punzada aquí en el costado, por donde se
ubica mi maltrecho hígado. Y es que esos
individuos hablan con una autoridad que no es la de un simple represente
popular, sino la del profeta que el Dios de los judeo-cristianos usa para
dictar sentencias absolutas y universales.
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Esos diputados-pastores tienen la creencia de que realmente
ellos no representan al grupo de costarricenses que, desgraciadamente, los
eligió, sino al propio Jehová. Y bueno,
¿qué margen de maniobra puede haber para negociar leyes ordinarias y comunes
sobre derechos humanos, como la fertilización in vitro o el matrimonio de
personas del mismo sexo, si esos señores acaban de bajar del Monte Sinaí con
las mismísimos Tablas de la Ley Divina en sus piadosas manos? Y es que si el
Dios judeo-cristiano “macho y hembra los
creó” y desde el primer día de su existencia humana los sentenció a casarse
entre ellos, pero en estricto orden heterosexual, ¿cómo se podría cambiar
aunque fuese una coma a la divina sentencia?
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En nada
puede cambiar la opinión de esos pastores-diputados, porque no es opinión sino
fe ciega, el hecho de que en nuestra sociedad la familia no sea como ellos se
la imaginan: una mujer y unos hijos sumisos y obedientes del hombre proveedor. ¿Qué puede importar que un importante
porcentaje de familias hoy estén compuestas por un madre proveedora con hijos y
un padre ausente o semi-ausente? ¿O que un porcentaje, tampoco despreciable
(¿10%?), de nuestros conciudadanos tenga una orientación sexual distinta a la
que según dicen los escritores judeo-cristianos, prescribe –con castigo infernal incluido al
que desobedezca- su Dios?
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Entre
paréntesis: La familia bíblica, al menos la de Abrahán, ¿no incluía a la esposa
y las concubinas? Salomón, según testimonio bíblico, tenía cientos de esposas y
otras tantas concubinas. Luego, la
familia del Israel antiguo, que era bien vista por Yavéh, no se parece en nada
a la familia de ensueño de los pastores-diputados. ¿Aceptaría el Bloque Cristiano el matrimonio
polígamo, tan común en el Israel antiguo? Claro que no. Las cosas cambiaron con la venida del Señor,
dirían. Ahora lo que “Dios ve que es bueno” es el
matrimonio monógamo, pero, eso sí, estrictamente entre un macho y una hembra.
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Aunque se
dice que la “Ley” (esa que consideraba impuras a las mujeres durante su menstruación
y otras cosas de semejante calaña) fue abolida por el decreto crucifixional de
Jesús; lo cierto es que el auto-nombrado apóstol Pablo no deja de citar la
caduca “Ley” cuando de poner en su lugar se trata al género femenino: “Vuestras mujeres callen en las
congregacio
nes; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”. (1 Corintios 14: 34-35)
nes; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”. (1 Corintios 14: 34-35)
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Es
clarísimo que los pastores-diputados, en medio de este caldo de cultivo que son
los prejuicios machistas de nuestra sociedad, se sienten con toda la autoridad
para vetar leyes mundanas que avancen en la equidad entre los géneros y las orientaciones
sexuales. La sola cita de la “Palabra”
les sobra y les basta. Y es que si, además
de los prejuicios comunes y corrientes, pueden citar los propios pensamientos
divinos en favor de sus posiciones políticas, ¿quién los puede
contradecir? Si el judío Pablo manda a
las mujeres estar sometidas y sumisas a sus maridos (Efesios 5:22; Romanos 7:2,
etc.) y si él es la voz autorizada del mismo Dios que está en los Cielos, ¿cómo
puede un diputado desde su infiel y terrenal curul, contradecir la Santa
Palabra que, no hacen más que repetir esos otros, los pastores-diputados?
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Los
otros, los que no protestaron con Lutero, pueden discrepar sobre la adoración
de María y el Misterio de la Trinidad, pero cuando se trata de machismo y
homofobia, se funden con los pastores-diputados en una interpretación literal y
retrógrada de los textos compilados en ese libro que se conoce como
Biblia.
8 de junio del 2015