domingo, 23 de abril de 2017

LOS FEUDOS DEL MTSS

¡Divide y… perderás!
ó de cómo echar a perder una gran oportunidad

Franco Benavides


Esto de las 108 plazas nuevas para el Ministerio de Trabajo con el fin de aplicar de la mejor manera posible la Ley Procesal Laboral, ha desnudado el montón de irracionalidad administrativa que se ha acumulado durante décadas de aplicar la APO (“Administración Por Ocurrencias”).
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Primero fue la increíble intención de cerrar 11 oficinas que durante años han prestado servicios de inspección y de conciliación en territorios bastante abandonados, como es el caso de Puriscal, Orotina, Guatuso, Gúacimo y Bribrí.  Pero, ¿a quién se le puede ocurrir que el cierre de oficinas va a fortalecer los servicios prestados por el Ministerio? Pues a alguien se le ocurrió y, el anterior ministro, en su prisa por dejar su huella antes de su meteórico y calculado paso por nuestra triste institución, acogió con tierna candidez la propuesta.  Luego, la misma fue desechada gracias a la presión que ejercida por la Afumitra.
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Bueno, como decir desechada, desechada, no tanto.  De hecho, las oficinas de Guatuso, Golfito y Bribrí están cerradas desde hace meses.  Y, aunque parezca mentira, 9 oficinas de Inspección continuarán con un solo funcionario, porque al momento de distribuir las 108 plazas nuevas, la Administración partió del supuesto de que esas oficinas y otras dos más, estarían cerradas; de manera que en lugar de fortalecer todas las oficinas, se decidió concentrar el personal nuevo en oficinas más grandes. 
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Pero la cosa se pone aún peor:  ahora resulta que los servicios de Inspección y Conciliación por fin se van a “independizar”; ahora resulta que los (as) inspectores (as) –tal y como mandan los convenios de la OIT-, no tendrán el recargo de las labores de conciliación que cargan en sus espaldas desde siempre.  ¡Qué bueno!  ¿No era ese el eterno reclamo de la Inspección de Trabajo?   Claro.  Pero, ¿por qué si ahora se nombran funcionarios (as) especializados en conciliación laboral este servicio se va a concentrar en lugar de fortalecer la desconcentración que ya se tenía?
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¿Cómo se puede entender esto?  La cosa no es simple, pero está es la explicación que le vemos:  el anterior Ministro, apurado por su aspiración electoral, como ya dijimos, no quiso lidiar con la eterna disputa entre las Dirección de Inspección y Conciliación (en realidad entre sus mandos).  Como a leguas se notaba que cada jefatura no pensaba más que en su propio “feudo” y blandían sus espadas para quedarse con la mayor cantidad de plazas que uno y otro bando consideraban merecer, el Ministro cedió y los las malos modos y las rabietas prevalecieron  sobre la racionalidad administrativa. 
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Aunque cualquiera sabía que esta era la oportunidad para crear las Oficinas Regionales del MTSS, y no simples oficinas de Inspección con recargo de funciones de Conciliación;  aunque sin duda esta era la oportunidad de modernizar la estructura del Ministerio, de descentralizar por fin dos de los servicios más importantes que presta; la Administración Superior consintió en que cada Dirección se organizara por separado:  en una haciendo una torpe propuesta de cierre de oficina y en la otra, creando una estructura totalmente desligada de la ya existente en las Oficinas Regionales.   En ambos casos, la distribución del personal, de funciones sustantivas y de apoyo logístico, no tomaron en cuenta la complementariedad de los servicios de inspección y conciliación y, probablemente, lo que vamos a  ver es una duplicación de personal de apoyo y una distribución territorial desproporcionada del personal de ambos “feudos”.
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¡Qué no se diga que todo esto no se lo hicimos ver a las autoridades!  Pero, bueno, la prisa era tal (y no podemos creer que se tratará de atender el plazo de vigencia de la Ley Procesal Laboral); la prisa, era, decimos, tan acuciante y los celos y recelos tan grandes, que se aceptó la prevalencia de los “feudos” sobre la unidad de los servicios prestados por la Institución.
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Ya se nota una división “artificial” entre el personal de inspección y de conciliación.  Cuando se reunión los equipos de trabajo –por ejemplo-, nunca se mezclan.   A pesar de algunas jefaturas regionales, que entienden perfectamente la “unidad” y “complementariedad” de ambos servicios, se fomenta la separación:  “¡Yo soy conciliador, no tengo por qué recibir denuncias ante la Inspección!”; “Esa impresora es de la Inspección”.   Estas frases no son nada infrecuentes en las oficinas (¿de inspección o de conciliación?).
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Pero, Dios nos ampare cuando entre en vigencia la Ley Procesal Laboral en julio próximo.  Entonces veremos la guerra entre “feudos”.   Cualquier cosa será suficiente para exacerbar el conflicto:  ¿quién tiene mejor oficina? ¿quién tiene mejor equipo de cómputo? ¿y los mejores  suministros? ¿y quién manda más en cada oficina:  el jefe de inspección o el de conciliación?
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No es que esto sea irremediable, no es que tenga porqué ser así.   Todavía se está a tiempo de hacer prevalecer la racionalidad administrativa.  No hay que esperar a que los bandos se declaren abiertamente la guerra.

                                                                              San Rafael de Heredia, 24 de abril de 2017.