Lunes de
luna
Entretelones de la negociación salarial
ò de
como hablar en broma de cosas serias
Franco Benavides
Luego de unos ocho años de decretazos salariales, por fin la negociación de salarios de los
empleados públicos
finalizó con
un acuerdo entre el Gobierno y los Sindicatos.
Ya todos lo conocen y por eso no nos vamos a referir al fondo. Más bien vamos a levantarle
los "chingos" a la negociación o como dicen en el argot teatral: vamos a observar
lo que pasó entre telones.
La negociación se dio en tres episodios: en el primero los sindicatos, divididos en dos, presentaron sus propuestas. Hay que decir que, salvo el tema del "desenganche" de los médicos, no había nada de sustancial que motivara la división. Más bien el asunto tiene que ver con que un grupo, al que vamos a llamar “Los Suaves", monopolizan desde hace años los puestos en las instancias "tripartitas", esas que la verdad no sirven para casi nada, sino es para las dietas y las comilonas de hotel (cuando decimos "dietas" y "comilonas" nos referimos no a dos términos contradictorios sino al resultado más tangible y seguro de esos espacios tripartitas). Gracias a la gracia del Gobierno, “Los Suaves" están panzones de degustar las comidas finas que se reparten en esas tripartitas comilonas. El otro grupo, al que llamaremos "Los Duros", piensa que los viajes a Ginebra pueden servir para algo mejor que roncar durante las sesiones de la OIT y para brindar -fuera de ellas por supuesto-, por el avance del Trabajo Decente que solo existe en el mundo imaginario de sus corrongos informes. Aquí cabe señalar que dentro del grupo de "Los Suaves",
lo del desenganche fue metido, como quien dice, de contrabando por la maña de un señor que está dedicado, desde hace unos
dos o tres años, a
convencer al Gobierno de que por la culpa de los médicos ellos, los del
Gobierno, no quieren dar mejores reajustes de salario a los empleados públicos. ¡Verdad que ustedes, señores del gobierno -les dice ese individuo- no le van a
dar mejores salarios a los policías y a los conserjes porque los buchones de los médicos van a sacar provecho
de esos aumentos! Y de tanto insistir con la cantinela del
"desenganche" a los señores del Gobierno hasta les pareció bonito el argumento y ya
han empezado a utilizarlo.
El segundo episodio lo constituye esencialmente la
presentación de
la propuesta del Gobierno. "Los Suaves" se volvieron locos de
contento con las tesis del Gobierno: claro que queremos darle un reajuste
adicional a los no profesionales. Este
Gobierno se comprometió a
disminuir la pobreza y vamos a redistribuir el escaso pastel presupuestario con
justicia social: le vamos a quitar a los profesionales para darle a los no
profesionales. Y aún más: nos comprometemos aquí mismo, en esta Comisión Negociadora, a
desenganchar a los médicos. "Los Suaves" querían firmar de inmediato y a
toda prisa. "Los Duros" dijeron,
un momento, suave: lo de los médicos se negocia con los médicos. Si el Gobierno insiste en seguirle el jueguito
a Don Desenganche, que procure entenderse con los médicos. En otras
palabras: que hable con el dueño del circo y no con el payaso.
Durante la sesión la cosa se puso fea y se tuvo que pedir un fuera de tiempo para que los representantes sindicales discutieran el
asunto a solas. "Los Suaves"
estaban por firmar. "Los Duros",
a pesar de que los representantes de Don Desenganche prometieron retirar esa
cantinela de la negociación
salarial, insistieron en que el "piso" de la negociación debía ser el 4.14% para todo el mundo. Eso de la
"justicia social" repartiendo el mismo pastel en distintas porciones
huele mal. ¿Por qué no pedir que se agrande el
queque a base de una mayor recaudación fiscal?
Como no hubo acuerdo entre el sector sindical al
volver a la sesión no quedó más que fijar para otro día la siguiente reunión.
El tercer episodio se abrió con la presentación de las contra-propuestas
de los representantes sindicales. “Los Duros” leyeron la suya: nada de
discutir el desenganche aquí y 4.14% para todos más un adicional para los no profesionales. “Los Suaves”: creemos en la justicia social que pregona el
Gobierno y por eso estamos de acuerdo con que se les quite a los ricos –es decir a los
profesionales- un 0.14% y que con ese recorte se les dé a los no profesionales un
reajuste adicional.
La contra-propuesta de “Los Suaves” no fue tal. Su
acuerdo con la Propuesta del Gobierno era tan completo que solo pudieron
discrepar en la fecha de pago: ¡Queremos que se pague el
reajuste en la primera quincena de agosto!, exigieron valientemente “Los Suaves” poniéndose, por un momento,
duros. Bastó con que el representante
de Hacienda dijera que no era posible, para que “Los Suaves” retiraran su única objeción y no tuvieran más nada que decir.
¡A firmar!,
parecía
expresar su escandaloso silencio.
“Los Duros” se mantuvieron duros y la
sesión se
empantanó. Sin consenso había una única alternativa: ó se daba por agotada la
negociación y
el Gobierno recurría al
decretazo puro y simple ó, se votaba para determinar
si el Gobierno junto con un parte de los Sindicatos hacía mayoría. “Los Suaves” se frotaban las manos de
contento porque ellos y el Gobierno –según sus cálculos dictados por la costumbre- hacían mayoría.
La fiesta se les aguo cuando “Los Duros” expusieron esta simple argumentación sobre la forma de
resolver el diferendo por la vía del voto: la
Comisión es
bipartita pero no paritaria, es decir de los 13 representantes que la
conforman, 9 son de los sindicatos y 4 del Gobierno. De manera que no puede decirse que cada
representante individualmente tenga un voto porque es evidente que el sector
sindical siempre sería
mayoría. De manera que aquí solo hay dos votos: el del Gobierno y el de los Sindicatos. Para determinar quién tiene el voto de los
sindicatos no queda más que
determinar que grupo (“Los
Duros” o “Los Suaves”) tiene la mayoría.
El rostro de “Los
Suaves” se tornó albino: ellos sabían que eran minoría. Ellos que habían estado tan calladitos, confiando en que al final a “Los Duros” no les quedaba más que firmar o retirarse, dejándolos que firmaran a su
gusto con el Gobierno, de repente se despertaron. Su vocero que se parece a Javier Bardem en la película esa en la que hace de un moribundo y no se le entiende nada, dijo muchas cosas pero, la verdad, no le entendimos casi nada de tan suave que pronunciaba. Entonces el más viejo de todos los sindicalistas que estaba –como siempre del lado de “Los Suaves”- tomó la palabra muy agitado y
con semerendo malestar dijo: ¡Pero
cómo es
esto! ¡Yo
tengo quinientos años de
estar en esta Comisíon y aquí nunca se ha votado! Lo que se usa es que si a un grupo de
sindicatos no les gusta…,
pues se retiran y nos dejan al resto para que firmemos con el Gobierno.
Del lado de “Los Duros” se escuchó el esbozo de una leve sonrisa. ¡Si, de condescendencia! ¡Si, como de lástima por la simpleza del argumento! Se replicó: ¡No señores y señoras! Esta es una instancia legalmente constituida y
con representantes formales. Aquí el Gobierno no puede
escoger con quién
negocia y con quién
firma. El Gobierno tiene un voto y
nosotros tenemos el otro: no hay acuerdo
y se acabó.
Los del Gobierno, que estrenaban por primera vez una
negociación
salarial para el sector público
(como estrenan todas las cosas por ser gobierno por primera vez), cayeron en la
cuenta de que la negociación iba a resultar un deséxito. Pidieron
un fuera
de tiempo y le pidieron al Ministro
de Trabajo que se presentara ante la Comisión con algo que ofrecer.
Se reanudó la sesión esta vez presidida por el
propio Ministro de Trabajo, quién sin duda ya había sido puesto al tanto de quiénes eran “Los Suaves” y quienes “Los Duros”. Su discurso conciliador no buscó otra oído comprensivo más que el del grupo de “Los Duros”. Cada palabra, cada frase, fue pronunciada para
convencer a “Los
Duros” y era
lógico
porque los del otro grupo desde hacía mucho habían dejado de ser parte activa al aceptar en todos sus
extremos la propuesta original del Gobierno. ¿Qué podían decir ahora que el Gobierno cedía ante la posición de “Los Duros”?
Lo que les propongo dijo el Ministro, hablando exclusivamente
a “Los
Duros”, es
que se pague a los profesionales un 4% ahora y el restante 0.14% en enero. El reajuste de los no profesionales sería escalonado desde un 4.28%
hasta un 5.14%. “Los Duros” pidieron un fuera de tiempo para discutir la propuesta y la sesión nuevamente se interrumpió.
De regreso el vocero de “Los Duros” manifestó la anuencia a firmar.
El Ministro que ya daba como un hecho el acuerdo y se disponía a preparar el documento
para su firma, tuvo que concederle el uso de la palabra al vocero de “Los Suaves” (si, a ese que se parece a
Javier Bardem cuando hacia de moribundo): ¡Nosotros también estamos de acuerdo!, dijo y todos respondimos para
nuestros adentros: ¡Obvio!
Conclusión: Una tremenda
derrota para los que entran a negociar con la entera disposición de ceder ante la menor
oposición a
sus propuestas, para los que abandonan con prisa las posiciones ganadas por el
mero afán de
mostrarse más “potables”. Una escandalosa derrota para los argumentos
de los desenganchadores de oficio. En fin, parece ser que la correlación de fuerzas al interior del Movimiento Sindical está cambiando.
Heredia, 11 de agosto del 2014.