Lunes
de luna
“… y sin embargo, se mueve.”
ó de cómo a veces es mejor un mal arreglo que un
buen pleito
Franco Benavides

El 12 de abril de 1633, el científico italiano
Galileo Galilei (1564-1642) compareció, a la edad de 69 años, ante la
Inquisición de la Santa Iglesia Católica, para dar cuenta de un libro que había
publicado un año atrás, el Diálogo sobre los dos
máximos sistemas del mundo, en el que defiende el modelo heliocéntrico propuesto por Copérnico, en
el cual la Tierra y los planetas giran alrededor del Sol, y ridiculiza el
geocentrismo, que coloca a la Tierra en el centro fijo del universo y que está
basado en el modelo ptolemaico, el que mejor encajaba con las Sagradas
Escrituras.
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En 1616, el Santo Oficio,
ya había amonestado a Galileo por tratar de defender el copernicanismo y por
poner en duda la representación tradicional del mundo. El 22 de junio de 1633,
Galileo fue obligado a pronunciar de rodillas la abjuración de su doctrina ante
la comisión de inquisidores.(Tomado thttp://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/actualidad/8184/juicio_contra_galileo.html).
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La tradición dice que, por lo bajo y mientras abjuraba
en público de sus creencias, Galileo pronunció las palabras: “eppur si muove” (“y sin embargo, se mueve”). Claro, lo dijo muy bajito, solo para
reafirmarlo ante sí mismo, porque no quería exponer sus ya viejas carnes a las
llamas, pues por esa época, a las gentes que desafiaban el pensamiento único de
la Iglesia, se las hacía chicharrón en tremendas hogueras. Galileo no había
podido olvidar que Giordano Bruno, su paisano y colega filósofo, había sido
entregado, unos años antes, a la purificación católica de las llamas porque se
emperró en no retractarse.
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Es evidente que, con
retractación o sin ella, la Tierra se sigue moviendo alrededor del Sol.
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Moraleja: La verdad tiende a salir a flote, por más que el poder se confabule
para hundirla en las profundas aguas de las apariencias.
Heredia,
8 de octubre del 2013.

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