Lunes
de luna
“… y sin embargo, se mueve.”
ó de cómo a veces es mejor un mal arreglo que un
buen pleito
Franco Benavides


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En 1616, el Santo Oficio,
ya había amonestado a Galileo por tratar de defender el copernicanismo y por
poner en duda la representación tradicional del mundo. El 22 de junio de 1633,
Galileo fue obligado a pronunciar de rodillas la abjuración de su doctrina ante
la comisión de inquisidores.(Tomado thttp://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/actualidad/8184/juicio_contra_galileo.html).
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La tradición dice que, por lo bajo y mientras abjuraba
en público de sus creencias, Galileo pronunció las palabras: “eppur si muove” (“y sin embargo, se mueve”). Claro, lo dijo muy bajito, solo para
reafirmarlo ante sí mismo, porque no quería exponer sus ya viejas carnes a las
llamas, pues por esa época, a las gentes que desafiaban el pensamiento único de
la Iglesia, se las hacía chicharrón en tremendas hogueras. Galileo no había
podido olvidar que Giordano Bruno, su paisano y colega filósofo, había sido
entregado, unos años antes, a la purificación católica de las llamas porque se
emperró en no retractarse.
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Es evidente que, con
retractación o sin ella, la Tierra se sigue moviendo alrededor del Sol.
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Moraleja: La verdad tiende a salir a flote, por más que el poder se confabule
para hundirla en las profundas aguas de las apariencias.
Heredia,
8 de octubre del 2013.
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