Ubicatex 500 mg
o de cómo una nueva jefatura puede trastornar a las almas pequeñas
Franco Benavides
La historia que contamos a continuación, no necesariamente tiene como
escenario nuestro Ministerio de Trabajo.
Pero si por casualidad a alguien de aquí adentro “le cae el guante”, por favor, no se abstenga de plantárselo:
·
Cierta persona tuvo acceso a una jefatura y no por méritos propios. Entró por la puerta trasera de la afinidad
política o personal; que dicho sea de paso, para algunos partidos es
exactamente lo mismo. Entró y al primer
contacto con la novedosa posición jerarquía, se transformó con una metamorfosis
similar a la que narra Fran Kafka: de ser humano se convirtió en una especie de
insecto.
·
Aunque feo es decirlo, la nueva jefatura no sabía absolutamente nada del
negocio. Que se codeaba desde el principio de la jornada hasta su alegre fin
con Doña Ignorancia, no pasaba inadvertido para sus infelices subalternos. Y es que nada hay peor que un jefe que sabe
mucho menos que sus “colaboradores”. Eso
no solo debería causarle pena al primero, sino que de seguro le ocasiona
irritación a los segundos.
·
(Entre paréntesis: No vamos a caer en la provocación de preguntarnos por
qué diablos se tiene que nombrar a alguien de afuera y sin méritos, habiendo
tantos adentro y rayados como un tigre para la tarea. No vamos a caer en la majadería de cuestionar
las incuestionables decisiones de la Autoridad. Ya se sabe que “Toda autoridad es divina y…” (Romanos
13:1)).
·
Pero si es feo tener “por encima” al que izaron como premio a no sabemos
qué; más feo es que ese mero receptor de la gracia del poder, se ponga
repugnante y se haga ver a cada rato con Doña Soberbia y Don Mandón. Que
cuestione, con derroche de ignorancia, procedimientos establecidos por normas o
la costumbre administrativa; que discuta con otros jefes sobre asuntos para los
cuales sabe tanto como un mortal de los misterios celestiales. Ya es bastante
para exponerse al ridículo.
·
Que a falta de algo más productivo que hacer se dedique a la rigurosa
vigilancia de cada movimiento de sus subalternos; que pregunte a cada momento a
dónde fue Fulanito o qué se hizo Sutanita y que haya que mentar las necesidades
fisiológicas -que no atienden a horarios de escritorio- para responder a su sed
de controlar; que crea que su pequeña cuota de poder se compara con las Glorias
del Rey Salomón, pues…, provoca algo de risa y un tanto más de irritación.
·
En fin: No tenemos duda de que una buena dosis de Ubicatex en capsulas le
haría tremendo bien. Pero si se niega a
tomarla voluntariamente, no quedará más opción que aplicársela por las malas; para eso tenemos la presentación: Ubicatex Supositorios.
Heredia,
24 de julio del 2014.
Excelente, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia 🙋♀️
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