lunes, 28 de julio de 2014

UBICATEX 500 MG

Ubicatex 500 mg
o de cómo una nueva jefatura puede trastornar a las almas pequeñas

Franco Benavides

La historia que contamos a continuación, no necesariamente tiene como escenario nuestro Ministerio de Trabajo.  Pero si por casualidad a alguien de aquí adentro “le cae el guante”, por favor, no se abstenga de plantárselo:
·         
Cierta persona tuvo acceso a una jefatura y no por méritos propios.  Entró por la puerta trasera de la afinidad política o personal; que dicho sea de paso, para algunos partidos es exactamente lo mismo.  Entró y al primer contacto con la novedosa posición jerarquía, se transformó con una metamorfosis similar a la que narra Fran Kafka: de ser humano se convirtió en una especie de insecto.
·       


Aunque feo es decirlo, la nueva jefatura no sabía absolutamente nada del negocio. Que se codeaba desde el principio de la jornada hasta su alegre fin con Doña Ignorancia, no pasaba inadvertido para sus infelices subalternos.  Y es que nada hay peor que un jefe que sabe mucho menos que sus “colaboradores”.  Eso no solo debería causarle pena al primero, sino que de seguro le ocasiona irritación a  los segundos.
·         
(Entre paréntesis: No vamos a caer en la provocación de preguntarnos por qué diablos se tiene que nombrar a alguien de afuera y sin méritos, habiendo tantos adentro y rayados como un tigre para la tarea.  No vamos a caer en la majadería de cuestionar las incuestionables decisiones de la Autoridad. Ya se sabe que “Toda autoridad es divina y…” (Romanos 13:1)).
·         
Pero si es feo tener “por encima” al que izaron como premio a no sabemos qué; más feo es que ese mero receptor de la gracia del poder, se ponga repugnante y se haga ver a cada rato con Doña Soberbia y Don Mandón. Que cuestione, con derroche de ignorancia, procedimientos establecidos por normas o la costumbre administrativa; que discuta con otros jefes sobre asuntos para los cuales sabe tanto como un mortal de los misterios celestiales. Ya es bastante para exponerse al ridículo. 
·       
Que a falta de algo más productivo que hacer se dedique a la rigurosa vigilancia de cada movimiento de sus subalternos; que pregunte a cada momento a dónde fue Fulanito o qué se hizo Sutanita y que haya que mentar las necesidades fisiológicas -que no atienden a horarios de escritorio- para responder a su sed de controlar; que crea que su pequeña cuota de poder se compara con las Glorias del Rey Salomón, pues…, provoca algo de risa y un tanto más de irritación.
·         
En fin: No tenemos duda de que una buena dosis de Ubicatex en capsulas le haría tremendo bien.  Pero si se niega a tomarla voluntariamente, no quedará más opción que aplicársela por las malas; para eso tenemos la presentación: Ubicatex  Supositorios.
Heredia, 24 de julio del 2014.


1 comentario:

  1. Excelente, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia 🙋‍♀️

    ResponderEliminar