Para entender los salarios de RECOPE (y del ICE)
Franklin Benavides Flores
Secretario General de la Afumitra
Es difícil hacer un comentario sobre los salarios de RECOPE cuando uno escribe
desde la posición de quien defiende el derecho de los empleados públicos a
recibir un salario digno. Y cuando se
sabe que un chofer de esa institución percibe una remuneración cercana a los ¢
3 millones, mientras el salario promedio para los asalariados del sector
privado es de unos ¢ 400 mil; es mucho más fácil quedarse callado o negar la
verdad con datos rebuscados (que se refieren al salario base y no al salario
total). No obstante me atrevo con lo que
sigue:
1) SALARIOS Y PRECIOS DE LA GASOLINA. Lo primero que se debe decir es
que no es cierto que los salarios de RECOPE disparen los precios de la
gasolina. Nada más hay que recurrir a
los datos oficiales para saber que el rubro de remuneraciones representan
apenas un 2,8% del presupuesto total de esa Institución. En cambio, el impuesto único a los
combustibles, sí que es un factor determinante en el precio, pues constituye cerca del 40% de los mismos.
LOS SALARIOS DE LUJO EN RECOPE Y EN OTRAS PARTES DONDE NO HAY
SINDICATOS.
2) Lo segundo, es que así como es difícil justificar el salario
millonario de un trabajador de baja calificación, lo es el justificar los ¢18
millones que percibía el gerente del Banco Nacional. Dos extremos que por distintas razones no
pueden justificarse en el marco de una economía como la de nuestro país.
3) Otro argumento para valorar en toda su dimensión los salarios de
RECOPE y la subsiguiente “complicidad”
sindical, es señalar que los salarios de las entidades reguladoras, como ARESEP
están muy por encima del salario, no digamos ya de un empleado del sector
privado, sino del salario que perciben los educadores públicos. Y en la ARESEP no hay sindicatos ni
convenciones colectivas a los que se le echar la culpa.
4) EL SALARIO DE LOS TRABAJADORES PRIVADOS ES UN MAL REFERENTE. Damos
por cierto que los salarios en RECOPE son hasta tres veces superiores al
promedio para el sector privado. Pero,
claro, es importante demostrar, para dimensionar esta “inequidad”, si los
salarios del sector privado permiten satisfacer las necesidades básicas y en
qué medida. No dispongo en este momento
de un estudio que compare los salarios promedio de la empresa privada con
respecto al valor de la canasta básica.
Me atrevo a afirmar, no obstante, que los salarios usados de referencia
(los del sector privado) para compararlos con los de RECOPE y otras
instituciones públicas, son insuficientes para vivir con dignidad. De manera que no basta con señalar que los
empleados públicos ganan dos o tres veces más que los del sector privado para
demostrar la inequidad alegada. Afirmo que los salarios de la mayoría de los empleados
públicos simplemente son dignos y en algunos casos, como en el de RECOPE, son
excesivos en el marco de nuestra realidad; como lo son los salarios los
jerarcas de los bancos, de los entes reguladores y de muchas instituciones del
Estado, y no en la mayoría de los casos por intervención de los sindicatos.
5) SALARIOS Y COSTOS DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA. Otro elemento de
valoración, y este se refiere a la naturaleza de la actividad económica, son
los costos y el origen de su financiamiento (ingresos propios o impuestos). No es lo mismo una institución pública que
brinda servicios de manera gratuita, por ejemplo el Ministerio de Educación,
que una empresa pública que vende sus productos, como RECOPE. Tanto es así que mientras en el MEP las remuneraciones
representan el 42% del presupuesto
total, en RECOPE este porcentaje es del 2,8%.
Es evidente, desde el punto de la racionalidad económica, que la
naturaleza de la actividad económica determine la estructura de costos y por
tanto los salarios. De manera que la
igualdad salarial para los empleados públicos, aún respecto a homólogos
categorías de puestos, no es racional desde el punto de vista económico.
6) ¿Y DÓNDE NO HAY SINDICATOS, CÓMO SE EXPLICAN LOS SALARIOS DE “LUJO”? Pero,
se dirá que en RECOPE el factor “sindical” es relevante para determinar los
costos de las remuneraciones. ¿Se
explican por este factor los salarios en RECOPE? En una parte ínfima. Porque, entonces, ¿cómo se explican los
salarios de lujo de la ARESEP, la SUGEL, la SUTEL y todas las entidades
reguladoras en que no interviene el factor “sindical”? ¿Por qué son superiores a los del resto del
Sector Público? Y conste, estas
entidades reguladoras no generan sus propios ingresos, como si lo hace RECOPE,
ni pueden argumentar, por su relativa reciente creación, que los altos salarios
obedecen a la “antigüedad” de tal o cual empleado. El gasto en remuneraciones de RECOPE sale de
su propia actividad; en cambio las jugosas remuneraciones de la ARESEP se pagan
con los impuestos de todos los costarricenses.
Los salarios de los bancos salen de la actividad financiera: ¿no es razonable que los costos sean
distintos a los de, por ejemplo, el Ministerio de Trabajo? ¿Qué peso tiene el
“factor sindical”, con todo y convenciones colectiva, en el Poder Judicial, la
Contraloría y la Procuraduría, instituciones, en que los salarios superan en
mucho al promedio del sector privado y público?
De manera que más que un “factor sindical” en esas otras instituciones
en donde los salarios se asemejan a los de RECOPE, tienen que actuar otros
factores: la autonomía para definir la
política salarial; el carácter “monopólico” del servicio prestado (en el
sentido de que, por su naturaleza, es una función exclusiva del Estado; por
ejemplo: fiscalización y regulación de servicios públicos, administración de
justicia, etc.); el nivel de calificación de sus empleados; y, ¿por qué no?, la
concepción de Estado dentro de la que se construyó la política salarial para el
sector público (Estado Benefactor, redistribuidor de la riqueza, incluyendo,
también, el “clientelismo político” que acompañó al PLN y al PUSC en otro
momento).
7) LO INJUSTO SON LOS SALARIOS DEL SECTOR PRIVADO. De manera que el que
un chofer perciba cerca de ¢ 3 millones (que por lo demás, es un caso excepcional),
no es un asunto tan simple como lo quieren presentar los Ottones, La Nación y
sus complinches. ¿Constituye esto una
inequidad respecto a sus homólogos del sector privado y del público (porque en
el Gobierno Central algunos chofes reciben salarios inferiores al Salario
Mínimo)? Si. La inequidad consiste en que los choferes de la empresa privada no
devenguen un salario digno, mientras en RECOPE al menos un chofer tiene un
salario que se lo desean los profesionales del Gobierno Central. Entonces, ¿qué es lo que constituye la
reparación de la enequidad salarial para los Ottones? ¿Qué todos los empleados
ganen tan mal como la mayoría de los que laboran en la empresa privada? ¿Es la equidad “a la baja” la que pregonan
estos señores y La Nación? Sin
duda. Por eso promueven proyectos de
ley para cortar los plueses salariales de los empleados públicos en general,
con lo que según nuestros cálculos gran parte de sus salarios quedaría al nivel
de sus homólogos del sector privado: es
decir, con salarios que apenas cubren las necesidades básicas.
8) LA INEQUIDAD TRIBUTARIA. Si aceptamos que existe inequidad salarial
(relativizada por lo que dijimos antes) y que se han cometido excesos que, hay
que recalcarlo, no se pueden cargar en su mayoría sobre el factor “sindical”
–como ya se vio-; se debe aceptar que debe haber una intervención para resolver
esa inequidad. Pero, como el problema de
las finanzas públicas es el sustrato de todo esta cuestión (las remuneraciones
se comen el presupuesto, según la cantaleta de los neoliberales), no podemos dejar
de señalar otro tipo de inequidad a la que no le ponen atención los paladines
de la privatización de servicios públicos y de la austeridad
presupuestaria: la inequidad tributaria
(exoneraciones, elusión, evasión fiscales).
Un importante sector de costarricenses, que no son empleados públicos,
percibe enormes ingresos sin retribuir a la sociedad que los hace posibles con
el correspondiente pago de impuestos.
HAY QUE AVANZAR HACIA LA EQUIDAD SALARIAL…, PERO NO “A LA BAJA”.
9) Si. Hay que avanzar hacia la
equidad salarial al interior del Estado y entre los empleados de éste y los del
sector privado. Una buena forma para
avanzar en el segundo tipo de equidad, es fortalecer lo que algunos denominan
Salario Social. Una mejor recaudación y
un más equitativo régimen tributario permitiría fortalecer y extender los
servicios de Salud, Educación y los programas de sub-sidios sociales (bonos de
vivienda, escolar, etc.). La percepción
de servicios públicos gratuitos o subsidiados es una forma indirecta de elevar
el salario en la empresa privada. La
otra iniciativa está ahí, a la mano de los diputados y es el proyecto de ley
para promover el salario digno. Pero
claro, ya sabemos que la Alianza de Derechas en la Asamblea Legislativa no
busca ese tipo de equidad “al alza”.
10) La equidad salarial al interior del Estado necesariamente implica
resolver el tema del déficit fiscal por el lado de los ingresos (reforma
tributaria progresiva). Porque es evidente que el camino de la equidad salarial
“a la baja” a la que apuntan los proyectos del PLN y del ML no es viable a
menos que se quiera aceptar el costo de una encarnizada confrontación entre los
empleados públicos y sus sindicatos y las fuerzas políticas que la
impulsan. Así que el loable objetivo de
lograr la equidad salarial entre los empleados del Estado, es necesariamente un
camino largo (como largo ha sido el proceso que provocó la desigualdad y del que
cabe la mayor responsabilidad al Bipartidismo). Esta no se puede construir
sobre la conculsación de los pluses salariales que por convenciones colectivas
(en su minoría) o por políticas autóctonas tienen hoy los diversas
instituciones públicas; y sino, atendamos a la resistencia a esta “equidad” que
exhiben los magistrados del Poder Judicial y los jerarcas de la ARESEP.
11) Hay que cambiar muchas cosas, pero la vía a que apuntan las fuerzas de derecha nos conduce directamente a la confrontación.
Heredia, 12 de julio del 2015