Manipulación informativa y amenazas sindicales.
Franco Benavides Flores
Secretario General de la
Afumitra
¿Las torpes declaraciones de un solo dirigente sindical, que por lo
general no tiene conectado el cerebro con la lengua, dá para esa reacción de la
prensa comercial? Oyendo el editorial de
Radio Columbia del día de hoy, 10 de setiembre, uno queda con ganas como de
matar a un sindicalista, a cualquiera.
Supongo que en la cabina de transmisión de esa

Que desde hace semanas, de manera coordinada y sistemática, los medios
comerciales de prensa más grandes del país hacen noticia de hechos que están
ahí desde hace años e incluso décadas y, que de repente, los presenten
-manipulados en su contenido o en su contexto-, como si recién los acabaran de
descubrir, es una prueba de que esos medios periodísticos están en “modo” de
manipulación. Y es que el presentar
datos, aún cuando fuesen ciertos, desvinculados del contexto social en que se
dan y acompañados siempre de calificativos que los hacen repudiables, no es
libertad de prensa, sino todo lo contrario: es procurar el monopolio de la
opinión en favor de un solo grupo social y político.
Frente al tema de las remuneraciones y las convenciones colectivas del
sector público La Nación, Telenoticias y Radio Columbia –por citar a los más
destacados en esas artimañas- ya han dejado de informar y simplemente emiten juicios
de valor; con el agravante de que los
presentan como la sí fuesen noticias objetivas.
Lo grave es que los dueños de esos poderosos medios de prensa están
conscientes de que “ellos” son los que crean la “opinión pública” y lo hacen a sabiendas
de que el monopolio de su opinión, difícilmente podrá ser contrarrestado por
alguien.
No es extraño entonces que los empleados públicos estemos ofendidos con
la prensa. Porque tal vez el que no lo
sea –a ser empleado público me refiero-, podrá creerse todos los calificativos
denigrantes y prejuiciados que todos los
días aparecen como “noticia” en los periódicos, la radio y la televisión. Pero los que trabajamos prestando servicios
públicos, los que somos servidores públicos, sabemos que la prensa está
manipulando a la opinión pública y que, si ciertamente hay abusos, éstos solo
son un pretexto para intentar liquidar las conquistas laborales legítimas y
que, al contrario, deberían extenderse a los trabajadores de la empresa
privada.
Los sindicatos no están amenazando la integridad física ni moral de los
periodistas. Aunque reconocemos que un
sector de ellos, por cuenta propia o por orden de su jefe, se dedican a
denigrar a los empleados públicos más que a informar con objetividad. Y sin embargo, en las marchas por venir como
en las que ya han pasado, esos periodistas manipuladores de opinión no tienen
por qué temer. Los empleados públicos no somos maleantes, aunque ustedes
presenten a los sindicatos casi como “asociaciones para delinquir”. A lo más
que llegaremos es a corear como en otras tantas ocasiones: ¡Prensa vendida!... y, bueno, esto también es
libertad de opinión.
Heredia, 10 de setiembre del 2015.
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