jueves, 10 de septiembre de 2015

Manipulación informativa y amenazas sindicales.

Franco Benavides Flores
Secretario General de la Afumitra

   
¿Las torpes declaraciones de un solo dirigente sindical, que por lo general no tiene conectado el cerebro con la lengua, dá para esa reacción de la prensa comercial?  Oyendo el editorial de Radio Columbia del día de hoy, 10 de setiembre, uno queda con ganas como de matar a un sindicalista, a cualquiera.   Supongo que en la cabina de transmisión de esa 
Radio recogieron varios galones de esa sustancia pegajosa y amarillenta que segrega el hígado.  Y no digo que estaba mal escrito.  No. Al contrario.  Quien lo redactó sabe cómo explotar un hecho aislado hasta convertirlo en una profunda afronta, ya no contra los periodistas, sino contra todo el pueblo de Costa Rica y el resto de la humanidad.  Manipular datos y hechos presentándolos como parte de una orquestada campaña de desprestigio contra los empleados públicos y sus sindicatos, es una tarea que conocen muy bien La Nación, Telenoticias y Radio Columbia, por solo citar tres de los medios periodísticos que más destacan en esa línea.   
    Que desde hace semanas, de manera coordinada y sistemática, los medios comerciales de prensa más grandes del país hacen noticia de hechos que están ahí desde hace años e incluso décadas y, que de repente, los presenten -manipulados en su contenido o en su contexto-, como si recién los acabaran de descubrir, es una prueba de que esos medios periodísticos están en “modo” de manipulación.  Y es que el presentar datos, aún cuando fuesen ciertos, desvinculados del contexto social en que se dan y acompañados siempre de calificativos que los hacen repudiables, no es libertad de prensa, sino todo lo contrario: es procurar el monopolio de la opinión en favor de un solo grupo social y político. 
    Frente al tema de las remuneraciones y las convenciones colectivas del sector público La Nación, Telenoticias y Radio Columbia –por citar a los más destacados en esas artimañas- ya han dejado de informar y simplemente emiten juicios de valor;  con el agravante de que los presentan como la sí fuesen noticias objetivas.  Lo grave es que los dueños de esos poderosos medios de prensa están conscientes de que “ellos” son los que crean la “opinión pública” y lo hacen a sabiendas de que el monopolio de su opinión, difícilmente podrá ser contrarrestado por alguien.
    No es extraño entonces que los empleados públicos estemos ofendidos con la prensa.  Porque tal vez el que no lo sea –a ser empleado público me refiero-, podrá creerse todos los calificativos denigrantes  y prejuiciados que todos los días aparecen como “noticia” en los periódicos, la radio y la televisión.  Pero los que trabajamos prestando servicios públicos, los que somos servidores públicos, sabemos que la prensa está manipulando a la opinión pública y que, si ciertamente hay abusos, éstos solo son un pretexto para intentar liquidar las conquistas laborales legítimas y que, al contrario, deberían extenderse a los trabajadores de la empresa privada.
    Los sindicatos no están amenazando la integridad física ni moral de los periodistas.  Aunque reconocemos que un sector de ellos, por cuenta propia o por orden de su jefe, se dedican a denigrar a los empleados públicos más que a informar con objetividad.  Y sin embargo, en las marchas por venir como en las que ya han pasado, esos periodistas manipuladores de opinión no tienen por qué temer. Los empleados públicos no somos maleantes, aunque ustedes presenten a los sindicatos casi como “asociaciones para delinquir”. A lo más que llegaremos es a corear como en otras tantas ocasiones:  ¡Prensa vendida!... y, bueno, esto también es libertad de opinión.

Heredia, 10 de setiembre del 2015.

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