sábado, 12 de noviembre de 2022

 

Coito interruptus

 

Meciéndonos en la cama

al ritmo frenético del sexo,

sudando a chorros la dama

y yo gruñendo como un puerco.

 

Estando a punto de venirnos

los dos al mismo tiempo,

rajose el condón bendito

dejándome el falo al descubierto.

 

La dama sin compasión

de un golpe las piernas cerró

y dijo sin asomo de constricción

a este cristiano perro:

 

Aunque estalle de deseo loca

y mi vulva esté toda lubricadita,

te lo digo fuerte como roca:

¡Sin condón, muñeco, ni la puntita!


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