Lunes
de luna
Un canto más a la
“equidad a la baja”
ó de cómo seguirle
la corriente a la opinión dominante
Franco Benavides
Don Jaime Ordóñez, catedrático de la UCR y
analista en varios medios de comunicación, escribió “CÓMO QUEBRAR EL ESTADO
COSTARRICENSE (DESDE ADENTRO)” (Diario Extra: 23/08/2013). Ahí don Jaime dice que el
próximo gobierno debe combatir tres problemas.
Aquí solo nos referiremos a dos porque con el tercero estamos de acuerdo
en términos generales. Así los fórmula: El primero: “Eliminar injusticias, abusos e inequidades de las convenciones
colectivas” y el segundo: “La
desigualdad salarial.- Un estudio reciente indica que el salario del sector
público en Costa Rica es el doble del sector privado.”
·
Lo primero que se debe decir es que es muy feo
que alguien hable de privilegios y de la necesidad de suprimirlos cuando se
beneficia directamente de los supuestos privilegios que critica. Don Jaime es catedrático de la UCR y como tal
tiene un salario muy por encima, ya no solo de otros profesionales del sector
privado (digamos de las profesores de las universidades privadas), sino de los
profesionales del Gobierno Central. Pero
además, por convención colectiva el catedrático Ordoñez ha recibido un aumento
anual del 5.5% muy superior al 2.96% que reciben los empleados del Gobierno
Central. También recibirá o recibió –a
menos que renuncia a tal derecho- una cesantía de 15 salarios, bastante
superior a los 8 salarios que perciben los asalariados de la empresa privada. Además, cuando don Jaime se ha incapacitado
percibe el 100% del monto de su salario, mientras los empleados del sector
privado perciben como indemnización el 60%. Por supuesto que el hecho de que
don Jaime sea beneficiario de la Convención Colectiva de la UCR(1) y
perciba salarios “inequitativos” y otros “privilegios”, no inválida sus
argumentos en contra de tales beneficios, pero si le debilita moralmente. Ahora vamos a los argumentos y no al que los blande
públicamente.
·
Las convenciones colectivas, instrumento legal
reconocido -por lo menos hasta la fecha- por la constitución y normas
internacionales, son un medio para ampliar los derechos laborales. Son una de las principales herramientas a
través de las cuales se hace posible el principio
de la progresividad y no regresividad del derecho laboral (que muy bien
debe conocer don Jaime puesto que es abogado).
Pero el señor Ordóñez no ataca a las convenciones como tales (solo el
radicalismo neo-liberal se atrevería a tanto), sino sus “excesos y abusos”. Por eso
celebra la sentencia de la Sala Constitucional que fija la cesantía en 20 años
y no en 25 como prescribía la convención colectiva del CNP. Y es aquí donde se observa que “privilegio”
es un término relativo(2);
porque para la Sala y para don Jaime 25 son “privilegio” y en cambio 20
son “derecho”…, aunque la mayoría de los
asalariados tenga por tope de la cesantía, no 20, sino 8 años.
·
Al referirse al tema de la desigualdad salarial el señor Ordóñez, que acaba de señalar a los
sindicatos como culpables de “excesos y abusos”
que han creado, por medio de convenciones colectivas, una “casta de funcionarios con ventajas que exceden al resto de la
población”, nuevamente culpa a esas organizaciones aunque sin mentarlas
directamente (funcionarios “protegidos
por leyes que se los indexan (los salarios) crecientemente”). Pero en cambio, don Jaime no menciona a
algunas instituciones tales como el Poder Judicial, la Contraloría, la
Procuraduría, la Defensoría de los Habitantes, la SUGEL, la SUTEL, la SUPEN;
instituciones éstas en dónde los salarios están muy por encima no solo del
promedio para el sector privado sino para el resto del sector público; donde los
montos de las anualidades, el pago de cesantía y el monto de las jubilaciones
son verdaderos oasis respecto al resto de los trabajadores costarricenses… y
aquí, ¡qué curioso!, ni siquiera existen sindicatos o convenciones colectivas a
quienes responsabilizar por esos “privilegios”.
·
En un concienzudo estudio de las convenciones
colectivas de RECOOPE y de la CCSS (¿?) Don Jaime descubre “privilegios y ventajas que la mayoría de los costarricenses no tienen”. ¡Pues claro que usted va a encontrar en las
convenciones colectivas de RECOPE y de
CCSS (por
cierto, en éste institución no existe
convención colectiva alguna; lo que existen son acuerdos o arreglos directos)
beneficios que no tienen la mayoría de los trabajadores de nuestro país. ¿Es que usted desconoce que en el sector
privado no existen sindicatos que puedan negociar y ampliar los derechos más
allá del “piso” que constituye el Código de Trabajo? ¿Es que desconoce usted que los empresarios
han creado muros impenetrables para la organización sindical en el sector
privado? ¿No sabe que las normas del Código de Trabajo, que se concibieron como
“piso”, ahora son “techo” y por cierto, cada vez más bajo, gracias a la
flexibilización laboral legal y de hecho?
·
¡Que
los salarios del sector público son el doble de los del sector privado!
–dice el señor Ordóñez. Lo que no dice
es que los salarios de sector privado son bajos y que, por tanto, la mayoría de
salarios de los empleados públicos (no los “super-salarios” de los jerarcas de
los bancos y otras empresas estatales) apenas si son salarios decentes. ¿Es que
pretende don Jaime, como el gobierno, una “igualdad” a la baja? La verdadera clave de esa “desigualdad” es
que en el sector privado no existen
sindicatos (por la represión); de existir seguramente no habría una brecha
semejante entre los salarios de uno y otro sector. Solo hay que comparar los salarios y las condiciones
de trabajo de los obreros bananeros cuando tenían una organización sindical
fuerte y los que perciben ahora…(4).
·
Se pueden argumentar muchas cosas más para desacreditar
el discurso “igualitario” del señor Ordóñez.
Por ejemplo, que don Jaime hace abstracción de la historia de la
sociedad y del Estado Costarricense, así como de sus procesos y “acuerdos”
políticos, ateniéndose a un concepto
abstracto de “equidad” que ni la propia Sala Constitucional avala(3).
Pero lo que queremos enfatizar es que
sus argumentos refieren más a un prejuicio en contra de las convenciones
colectivas y, en el fondo, contra los sindicatos, que a un análisis de las
verdaderas dimensiones, orígenes, causas y razones de las diferencias
salariales y de derechos entre los empleados públicos y los de la empresa
privada.
Heredia, 26 de agosto del 2013.
Notas:
(1)
Una defensa que no es defensa, sería que el señor
Ordóñez adujera que él nada ha hecho para crear esos “privilegios” en la UCR;
que simplemente labora ahí, pero que ni siquiera es afiliado al sindicato que
ha promovido esos beneficios. Más pior: por lo menos los afiliados del
Sindeu han tenido que luchar por esos “privilegios”, con huelgas incluidas; en
cambio don Jaime los recibe sin mover un dedo… y para colmo se queja.
(2)
La historia de un país, su régimen político y
económico, la estructura de su Estado, su cultura, etc. van a determinar –con
la sanción de los grupos dominantes, claro está- qué es “privilegio” y qué es
“derecho”. Sin duda con el avance del
programa neo-liberal lo que antes eran derechos generados por el ejercicio de
la libertad sindical se convierten en “privilegios” y, más aún, cuando son
derechos de apenas unos conglomerados laborales que han podido organizarse,
mientras que la mayoría de trabajadores ven convertirse en “techo” las normas
del Código de Trabajo, que antes se entendían como el “piso” de las normas de
trabajo.
(3)
Ver: Sala Constitucional, Resolución Nro. 1770-94;
citado por la Contraloría en el Informe NO. DFOE-PGAA-IF-65-2009 del 29 de
enero del 2010.
(4)
Vamos a usar datos reales: El salario mínimo para un
chofer en la empresa privada es de ¢ 281 mil.
El salario promedio de los 20 choferes que laboran en el MTSS es de ¢
326.248. De la diferencia, ¢ 45.248, es
decir, un 16%, tiene “culpa” el plus salarial
denominado “anualidad”. ¿Ese plus es un “privilegio” o es un
“derecho”? ¿Habría que suprimírselo a los empleados públicos o aplicárselo a
los del sector privado?