martes, 20 de agosto de 2013

(III) Una réplica no solicitada.

Martes de Guerra 
                                               Los orígenes del "sindicalismo-ciudadano” 
                                    ó, de cómo de la confusión surgieron cosas confusas 

Franco Benavides

Ya vimos cómo don Albino Vargas, dirigente de la Anep, se precia, en privado y en público, de haber creado lo que él denomina el “sindicalismo-ciudadano” contraponiéndolo al sindicalismo “sectario y dogmático” de los “nostálgicos de la era soviética”. Entre estos últimos, a los dirigentes de la APSE y de la CGT(1)son a quienes don Albino ha apuntado de manera inusual, directamente, sin su acostumbrada forma de atacar a un enemigo innominado.
                                                                              •
 Así como en la Era de la Guerra Fría los críticos del Bloque Soviético se negaron a polemizar contra el “socialismo” que vivía tan solo en la jupa de los líderes e ideólogos e hicieron del “socialismo realmente existente” el objeto de sus dardos; así nosotros vamos a atenernos a los hechos(2). Pero antes de analizar al “sindicalismo-ciudadano” propiamente, vamos a conocer sus orígenes.
 •
 Corrían, con gran pesar para los comunistas, los años finales de los ochentas y con ellos el fin, también, del Bloque Socialista. El experimento más grande de la historia humana, luego de la Revolución Francesa, se cayó como esas armazones de naipes: con un leve toque. A los comunistas ticos que ya habíamos sufrido la terrible perdida que significó la división de Vanguardia Popular y que todavía vivíamos entotorotados porque se había “prendido la hierba/dentro del continente/las fronteras se besan/y se ponen ardientes (Canción urgente para Nicaragua, Silvio Rodríguez), esto nos agarró como rayo en cielo despejado. Luego de una larga certeza, el puto socialismo se desvaneció: todo el socialismo, el “realmente existente” y el que vivía en la fantasía. 
 •
 En los años noventas los que habíamos sido comunistas andábamos como tontos sin mama. No era para menos: de repente quedamos en culo
pelado, chingos de ideología. Como Adán y Eva corrimos (bueno, no todos, solo la mayoría) para esconder nuestra desnudez del resto de la humanidad. Algunos se cubrieron las partes íntimas con el primer chuica que encontraron y se veían realmente muy feos usando las banderas de los social-cristianos como taparrabo. Otros optaron por el retiro anticipado de la política. Algunos se pusieron en modalidad de hibernación esperando mejores tiempos. Los que gustábamos del conflicto de clases cotidiano y directo que nos propinaba en dosis alopáticas el sindicalismo, nos sostuvimos en ese frente.
 •
 Los que realmente éramos comunistas de corazón (porque como siempre en todo grupo surgen oportunistas que solo buscan satisfacer sus intereses egoístas, como el gusto por la viajadera al Mundo Socialista, aunque fuera en las simplonas alas de Pollo-Flot) quedamos impactados y alicaídos cuando la Unión Soviética cantó viajera en la voz desafinada y vulgar de un beodo llamado Yeltsin(3).
 •
 Hay que decir que la dirigencia de todas las organizaciones sindicales vinculadas con el Partido Vanguardia Popular (Anep y Undeca, entre las más importantes) se sacudieron de tales lazos y procuraron seguir su camino con independencia del partido que en otro momento fue más que su mentor. Entonces, se abrió la Era del sindicalismo sin ideologías (Era que según vemos no ha concluido, aunque ya se perciben síntomas de su fin). La Era del sindicalismo puro, gremialista, ocupado totalmente en defender ya no solo los derechos laborales, sino su propia existencia amenazada por el totalitarismo neo-liberal(4)
 •
 Dentro de la Anep, un sindicato que desde 1980 había estado bajo la tutela del Partido Vanguardia Popular (PVP)(5) la conmoción fue terrible. Se empezó por reclamar la autonomía sindical frente al Partido, especialmente en el nombramiento de sus propios dirigentes y se llegó a la desafiliación de la CUT, confederación que era dirigida por el PVP. Las relaciones entre los dirigentes comunistas y los dirigentes sindicales se pusieron tensas al punto de la ruptura. Pero es que ya en ese momento (a finales de los ochentas y principios de los noventas) la onda expansiva provocada por la caída del Muro de Berlín había golpeado y casi aniquilado a los partidos de izquierda, especialmente a la corriente comunista en sus dos expresiones: Vanguardia Popular y el Partido del Pueblo Costarricense. • De manera que el “destete” político de las organizaciones sindicales no fue obra de una rebelión desde los sindicatos (aunque la hubo en cierto grado y sentido), sino del descachimbamiento moral interno arrecho de los propios Partidos de izquierda.
 •
 En ese momento, surgieron las voces consoladoras del “nuevo sindicalismo” (¿La Fundación Ebert, la socialdemocracia alemana?) No había que renunciar a la organización sindical, tan solo había que ponerla a tono con el nuevo mundo post-bipolar. En nuestro país -aunque ya la plata de la colaboración internacional europea no se desperdiciaba en organizaciones sociales superadas-, aún se gastó un poco más para atender a los dirigentes sindicales huérfanos de ideología. Había que darles una especie de sicoterapia y señalarles el camino en un mundo neo-liberal, libre de socialismo reales e imaginarios. 
 • 
Así fue como nació el “Sindicalismo Socio-Político”(6), como una reacción legítima –hay que decirlo- de dirigentes sindicales, recién destetados, que buscaban un nuevo marco ideológico para esas organizaciones que parecían destinadas a la extinción; como un esfuerzo de supervivencia en un mundo totalmente hostil al “viejo sindicalismo”, el de corte clasista. El “nuevo capitalismo” que se levantaba triunfante en todo el mundo, requería un “nuevo sindicalismo”. A decir verdad, el Capitalismo Neo-liberal entendía al “sindicalismo”, de cualquier tipo, como un elemento “distorsionador del mercado” y, en ese sentido, quería prescindir de él. El sindicato es “regulación” del trabajo y el neoliberalismo triunfante buscaba precisamente lo contrario: “des-regulación”. En la noche del neo-liberalismo, todos los sindicatos son pardos(7).
 •
 Hay que decir que el “Sindicalismo Socio-Político”, del cual el “Sindicalismo-ciudadano” es una versión deformada debido al celo enfermizo por la “independencia” respecto a los partidos y por un radical debilitamiento de las prácticas democráticas internas; el “Sindicalismo Socio-Político” es, de alguna manera, el Arca de la Salvación de un sindicalismo que se niega a renunciar a un proyecto político de transformación social y, al mismo tiempo, una especie de capitulación ante la abrumadora fuerza del Capitalismo Neo-liberalismo.
 •
 Los procesos sociales no son tan simples como para explicarlos por la mera conspiración de uno o varios dirigentes. El “sindicalismo-ciudadano” no es el producto de la mala fé o el ego desbordado de un individuo. Esa versión que procura abrirse paso desde un sindicato hacia el resto del movimiento social, es hija de circunstancias adversas para la práctica sindical y de las reacciones, más o menos conscientes de un grupo de dirigentes, por vencer esa adversidad. En fin, independientemente de las intenciones de esos dirigentes, en la próxima analizaremos al “sindicalismo-ciudadano”, pero el realmente existente y no el que vive tan solo en la cabeza de los dirigentes de la Anep.
            
   (No dejen de leer las notas porque se pierden como la mitad de ésta endecha)
                                                                                                        
  Heredia, 20 de agosto del 2013. 

 NOTAS:  

(1) Ver “Gran división quebranta al movimiento sindical nacional” en la Prensa Libre del 8 de julio del 2013: https://www.google.co.cr/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&ved=0CCwQFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.prensalibre.cr%2Flpl%2Fnacional%2F86045-gran-division-quebranta-sindicalismo-nacional.html&ei=-kkOUp60D-iEygGmrYFA&usg=AFQjCNF5bO5i_4X0FABUA6-0TB1yyOLPLg&sig2=kt2OgS6DbuODHCqwUuxARQ&bvm=bv.50768961,d.aWc 

 (2) Valga decir, en honor a una discusión que pretende ser completamente honesta, que “hechos” así no más, “puros”, no existen. Lo que sí hay son interpretaciones de hechos. Por eso es que, como decía Sor Juana Inés de la Cruz: “Todo el mundo es opiniones/ de pareceres tan varios,/ que lo que el uno que es negro,/ el otro prueba que es blanco (…)Para todo se halla prueba/ y razón en que fundarlo; /y no hay razón para nada/, de haber razón para tanto.” 

 (3) Para no ser omisos, hay que decir que no toda la izquierda vivió de la misma manera el derrumbe del Socialismo Real. Las corrientes de corte trotskista –una verdadera minoría dentro de la minoritaria izquierda costarricense- por fin creyeron ver confirmadas sus presagios. Quizás ello explique porqué lograron sobrevivir el fin del “socialismo real” con mejor suerte e incluso repuntar en relación con la izquierda de inspiración marxista-leninista.

 (4) Esta afirmación es de tono lapidario, porque una columna como ésta requiere un tratamiento algo caricaturezco, exagerado, de las cosas. Pero, si es cierto que el sindicalismo de ésta Era Neo-liberal sufrió una especie de igualación, reduciendo al mínimo su expresión ideológica y resaltando su carácter meramente reivindicativo, también es verdad que durante ésta el Movimiento Sindical desbordó los estrechos marcos gremialistas en que se movía (incluso durante su época de mayor ideologización y “correa de transmisión política”) y fue protagonista de primer orden de al menos tres movimientos realmente políticos: la gesta contra el Combo del ICE (2000), la lucha contra el monopolio de la Revisión Técnica Vehicular (2004) y la lucha contra el TLC (2006-2007). También hay que decir que son cada vez mayores las expresiones de lucha “política” del Movimiento Sindical del sector público y muchas de sus huelgas han adquirido un contenido que no reivindica derechos laborales de un determinado conglomerado laboral, sino la defensa de los servicios públicos o de las instituciones del denominando Estado Benefactor. Recientemente se inscriben en esta tendencia a la “acción política” la huelga de los médicos anestesiólogos por la mejora del servicio, las huelgas de Sintrajad contra la concesión de los muelles y el movimiento contra la concesión de la Carretera a San Ramón que articuló a un movimiento social de base territorial con el movimiento sindical. La explicación de este comportamiento “político” de un movimiento sindical que ya no está vinculado a partidos de izquierda, puede encontrarse en que la Contra-reforma social, económica y laboral del proyecto neo-liberal se ha centrado en el desmantelamiento de las instituciones del Estado Benefactor, que son las que albergan a la inmensa mayoría de los sindicatos.

 (5) La vinculación de los sindicatos a los partidos no era nada extraordinario en esa época (ahora se quiere condenar lo que ha sido desde los orígenes del sindicalismo algo común). También los “sindicatos democráticos” eran tutelados o servían de “poleas de transmisión” de los Partidos Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana que, antes de la Era Neo-liberal, tenían, incluso, sus propias “alas sindicales”.

 (6) Julio Godio: “El Sindicalismo sociopolítico: bases y estrategias para la unidad y renovación sindical”; OIT, 2003. Aquí se tiene una versión un tanto posterior de la corriente ideológica que promovió ese tipo de sindicalismo y que en nuestro país tuvo como principal propulsor a ASEPROLA. http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/Sindicalismo%20en%20Chile%20(J.%20Godio).pdf

 (7) El talante dogmático de la ideología neo-liberal no concibe matices, valora por igual a todas las corrientes del Movimiento Sindical y es por eso que a partir de finales de los noventas el Bipartidismo (PLN y PUSC) le “hace la cruz” a todos los sindicatos, incluyendo a los que en otro momento fueron sus aliados. Los gobiernos, especialmente a partir del primer mandato de Oscar Arias, empezaron a tratar a todo el movimiento sindical como organizaciones “no deseadas”, sin hacer las acostumbradas distinciones entre los sindicatos “comunistas” y los “democráticos”: sindicato es sindicato y todos procuran, por distintos medios, la regulación del trabajo: “En la noche neo-liberal todos los sindicatos son pardos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario