Lunes
de luna
(Ultima
parte) Una réplica no solicitada:
¿Qué
se puede esperar del Sindicalismo Ciudadano?
ó de cómo extraviarse buscando
lo novedoso
Franco Benavides
Según nuestro parecer el Sindicalismo
Ciudadano realmente existente –no el que vive tan solo en la jupa de los
dirigentes de la Anep-, se ha expresado hacia adentro de esa organización
sindical como una corriente anti-democrática, con una autoridad excesivamente concentrada
en la persona del Secretario General.
Los “anepistas de corazón” –como
gusta llamar el sumo dirigente a las personas que lo siguen-, son un reducido
grupo que, gracias al acceso y manejo de los abundantes recursos de una
organización relativamente grande ( unos 13 mil afiliados), han creado una
especie de cofradía sindical, cerrada
sobre sí misma(1). Pero, ¿y
hacia afuera? ¿Qué frutos se cosechan de
esa corriente?
·
El diagnóstico inicial que adoptó el Sindicalismo Ciudadano, derivado de la interpretación de moda que circulaba por
esos días (1989-1995) en esencia afirmaba: el Sindicato ha perdido espacio en
el concierto socio-político (no solo por
una afiliación cada vez menor, sino porque ha perdido poder de negociación, en
parte gracias a la des-regulación del trabajo); de manera que no puede seguir
siendo “correa de transmisión” de los partidos, pues esos partidos
-especialmente los de izquierda (recuerden que estamos en la Era del
Post-Socialismo Real)- también han perdido su capacidad política, real y
simbólica. De manera que (y ya lo que
sigue es parte de la receta, también de moda): el Sindicalismo se debe adaptar
a la Era Neo-liberal cambiando desde
adentro [incursionando en negocios propios para autofinanciarse (¿Sociedades
Anónimas Laborales?, ¿Proyecto Hotelero Tití?)], elaborando su propia
Ideología-política (¿Sindicalismo Ciudadano? ¿”albinismo”?) y vinculándose a
otros movimientos sociales que le permitan rebasar el marco estrecho del
gremialismo y le devuelvan así, su capacidad de negociación política (¿Iglesia Luterana,
Cámaras Empresariales, intelectuales progresistas?).
·
En nuestro país la realidad del movimiento sindical era similar a
la del resto del mundo. Solo que en lugar de un movimiento sindical con base en
el sector privado y cada vez más debilitado, como en Argentina y México; en él
nuestro teníamos uno prácticamente concentrado en el Sector Público(2)
y, eso sí, también perdiendo masa muscular(3).
·
Así que llegar a la conclusión de que el sindicalismo estaba
“manipulado” por los partidos políticos(4), de que estaba encerrado
entre las estrechas paredes del
gremialismo, de que sin asentarse en el sector privado el sindicalismo está más
que incompleto, sub-desarrollado; de que el sindicalismo es poco
representativo; llegar a esas conclusiones a las que llegó el Sindicalismo Ciudadano…, hasta un ciego
sin bastón se las hubiera topado de frente.
·
Pero cuando se pasa del Diagnóstico a la Receta, la cosa ya se
pone jodida: un sindicato, o más bien un “aparato sindical”, financiado por
unos 13 mil afiliados, se procura convertir él sólo en un “movimiento socio-político con opción de poder”(5). Y es que todas sus alianzas con otros
sindicatos u organizaciones, se ahogan rápidamente en el abrazo hegemónico de
la Anep; ésta tiende una y otra vez, a quedarse sola.
·
Justamente cuando el movimiento sindical se está desprendiendo de
su miope gremialismo y se junta con otros movimientos sociales (hay que
decirlo: no porque haya superado su conciencia gremialista, sino porque la
Contra-Reforma Económica y Laboral lo obliga a ver más allá de sus narices), el
sumo dirigente de la Anep condena las protestas del 25 de junio porque no se
atienen a demandas específicas, porque son protesta política, casi pura; y, de
antemano, condena a otro movimiento similar, que no es por salarios, de la
siguiente manera:
“Empero, aunque los diversos sindicatos esperan que sea una
huelga masiva (la que anunciaron para el mes de
setiembre de este año 2013), una gran
mayoría de trabajadores públicos estará ausente si se desarrolla, y esto se
debe a que la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) no
participará. Albino Vargas, secretario general de esa organización, indicó al
Decano de la Prensa Nacional que “para una huelga indefinida donde los médicos
vean crecer sus salarios cuatro veces más sin mover un solo dedo y gracias a
los huelguistas que están en la calle, con la ANEP no cuenten, no tiene lógica
por ningún lado una huelga de estas, esos sindicatos que organizan esa huelga
están muy confusos”, puntualizó.” (La Prensa Libre; 16/08/2013)
·
Mientras el Movimiento Sindical del Sector Público, por la fuerza
de la arremetida neoliberal contra el Estado de Bienestar y sus instituciones
(contra-reforma laboral) se bate por sobrevivir, en una noche neoliberal en que
todos los sindicatos son pardos, el Sindicalismo
Ciudadano dispara darnos contra los de la propia acera.
·


·
Un sindicato que moviliza en muy escasa proporción a sus propias bases porque ellas están
dispersas, desorganizadas(6) (factor clave para propiciar la
perpetuación de un solo grupo en la dirección) y, en cambio, “adopta” luchas y
conflictos espontáneos y huérfanos de dirección: motociclistas, chanceros, saloneros,
camioneros, interinos, etc.. Eso es
esencialmente el sindicalismo ciudadano:
un “aparato sindical” con ínfulas de representación
universal.
· 


·
El
Sindicalista Ciudadano entiende que
los intereses de clase no están sobre los intereses de la patria. Es ante todo ciudadano y sindicalista por
agregado. Es ciudadano devoto y
Sindicalista recatado.
Heredia, 23 de setiembre del 2013
Notas:
(Léalas porque si no se pierde como la mitad de la argumentación)
(1) De ésta manera lo dice el propio don Albino Vargas, al dirigirse a su
Tendencia Trabajo: “Liberados ya del material excretable que por naturaleza los organismos
vivos desechan y expulsan (Se refiera a la a purga de un grupo de
dirigentes practicada en el 2011);
hacemos el más grande llamado a la eficiencia, a la eficacia, al mayor
aprovechamiento del tiempo, a la más perfecta organización, para que
consolidemos, definitivamente, la hegemonía triunfante instaurada hace dos
años, en plena fraternidad y sororidad.” (Ver: “ANEP: Algunas consideraciones
acerca de nuestra situación actual y desde nuestra perspectiva personal”, 21/07/2013, en: https://www.facebook.com/tendencia.trabajoanep?hc_location=timeline).
Y para que no queden dudas del ánimo anti-democrático de la corriente dominante
dentro de la Anep, aquí tienen unos extractos de la proclama de don Albino
Vargas anunciando su “corriente Estudio y Trabajo”: “La
organización debe tener un solo y único liderazgo. Ese liderazgo, construido y
reflexionado colectivamente pero reflejado en una sola autoridad, debe ser
respetado.” (…) “el liderazgo inicial de la Corriente
"Estudio y Trabajo" de la Tendencia Lucha, estará expresado en lo que a hemos de llamar el
"albinismo"; es decir, la confianza en que se le tenga al pensamiento
y a las acciones de este servidor para conducir a la organización hacia
nuevos senderos en estos difíciles tiempos.” (…) “Esto solamente es posible atacarlo con una nueva hegemonía que
provenga de un liderazgo indiscutible y
único.” (…) “La ideología de la Corriente "Estudio y Trabajo"
de la Tendencia Lucha tendrá tres bases fundamentales: (…) Segunda: Lo que podríamos llamar el pensamiento "albinista", expresado en los artículos de
Diario Extra, en los comunicados de prensa que son redactados por mi persona,
en el documento publicado por la UNA: "El sindicalismo en tiempos de TLC's
(Sindicalismo Ciudadano); así como en el artículo del día, especie de opinión
conceptual cotidiana que pensamos lanzar próximamente”. Y para culminar dice: “Respetaré
profundamente a quienes no quieran
seguirme en esta nueva fase de la vida política de la ANEP. No importa si
es solamente un compañero o una compañera; si serán diez de ustedes quienes me sigan.” (En La Prensa Libre del 2 de setiembre del
2010 aparecen extractos de ésta proclama que son idénticos a la copia completa
de la misma que obra en mi poder; el destacado no pertenece al original).
(2) En el caso de Costa Rica, el Movimiento Sindical del Sector Privado
estaba concentrado especialmente en las plantaciones bananeras de compañías
extranjeras. Este poderoso movimiento
fue exterminado en los años ochentas gracias a la complicidad activa del
Gobierno y a una feroz campaña anti-sindical cuya herramienta principal lo fue
el Movimiento Solidarista. Tan es así,
que en 1993, ya consumado el sindicali-cidio,
por presiones sindicales llevadas hasta la OIT, se obligó al Estado a introducir una reforma en
el Código de Trabajo que prohibía al Solidarismo incursionar, por medio de los
comités permanentes y otros medios, en asuntos sindicales. Esa reforma es, más que una norma protectora, la
evidencia del salvaje anti-sindicalismo practicado en los años ochentas y que
se sigue practicando hasta nuestros días:
no en balde el sindicalismo de las plantaciones apenas es un brote,
persistente, eso sí, pero segado, una y otra vez, antes de que arraigue.
(3) Una muestra de
tal retroceso lo indican los siguientes datos: 1) en 1990 la tasa de sindicalización en Costa Rica era del 21.7%,
mientras en el 2000 fue del 14.5% y en el 2012 es del 13.4% 2)
En 1990 los sindicatos activos registrados eran 420, en el 2000 eran 262 y para
el 2012 tenemos a 293, 3) Las
convenciones colectivas suscritas entre 1980 y el 2007 muestran su descenso en
el siguiente cuadro:
Período
|
Promedio anual de Convenciones colectivas firmadas en
Costa Rica
|
1980-1985
|
33.8
|
1986-1989
|
20.2
|
1990-1999
|
17.1
|
2000-2007
|
7.6
|
Fuente:
Elaborado con base en lista proporcionada por la Dirección
de Relaciones Laborales del MTSS.
(4) Conclusión perfectamente congruente con la nueva ideología dominante
(neo-liberal), que desconoce no solo la historia articulada e inseparable,
desde sus orígenes, del movimiento sindical y de los partidos obreros, sino el
papel de mediador que antes se le reconocía al sindicato en la contienda, más o
menos abierta entre asalariados y patronos.
(5) En aras de la verdad, la Anep ha tratado de amarrar alianzas con
diversos sectores para construir un movimiento
socio-político con opción de poder.
Uno de esos intentos, el más importante y duradero, lo fue la creación
de la Central Social Juanito Mora. Pero
la vena hegemonista del “albinismo” hace que los aliados se espanten y eso
mismo está sucediendo al interior de la CSJM.
(6) La Anep tiene afiliados en casi todas las instituciones del
Estado (En todos los Ministerios y Universidades
públicas, Imprenta Nacional, CCSS, IMAS,
INA, INS, ICE, AyA, Municipalidades, Junta de Protección Social, etc.) Sin embargo la dispersión de sus afiliados no
es tan grave dentro de las municipalidades en las que desde hace algunos años
la Anep ha venido creciendo; pero el grueso de sus afiliados están en otras
instituciones en las que no existen seccionales o éstas apenas tienen vida
propia. La escasa presencia en las
“calles” de la Anep, contrasta con su enorme presencia en los medios de
difusión; especialmente en el Diario La
Extra en cuyas ediciones diarias es raro que no aparezca don Albino Vargas
u otro dirigente de la Anep.
(7) Que quede claro: cuando hacemos la distinción entre sindicalismo conciliador y sindicalismo confrontativo, estamos
hablando de “modus operandi” dominantes, de estilos, de tendencias; por supuesto toda organización sindical debe
recurrir, necesariamente, a la negociación.
Pero la tendencia a “negociar por arriba”, sin la fuerza que le imprime
la movilización de las bases a la representación sindical, caracteriza a un tipo
de sindicalismo de corte conciliador y hasta colaboracionista.
(8)
Una
disquisición levemente prolongada sobre el porqué autodenominarse “Sindicalismo
Ciudadano”: La búsqueda de un nuevo apellido para un sindicalismo
que se denominó por mucho tiempo “clasista” es sospechosa. ¿Por qué apellidarlo ahora “ciudadano”? ¿Qué se quiere quitar o poner al “viejo”
sindicalismo? ¿Por qué no es ya un sindicalismo “clasista”, orientado únicamente
a la defensa de la clase trabajadora, sino que va más allá del correcto abandono
del gremialismo, que solo defiende profesiones u oficios, y se olvida de la
Clase, procurando no ser una organización que cobija a todos los ciudadanos?
¿Trabajador y Ciudadano: en qué se
parecen y en que se distinguen? Todos somos ciudadanos, pero solo algunos somos
trabajadores. ¿Qué es un “sindicalismo
ciudadano”? ¿Uno que ya no se ocupa
exclusivamente de los intereses de la clase trabajadora y ve los problemas
desde la perspectiva del “ciudadano”, que piensa en primer lugar en los
intereses de la Patria en “general”? ¿No se quiere con ese apelativo agregado
abandonar los “estrechos” marcos del sindicalismo; llevando al Sindicato, bajo otro contenido, a
participar en la vida política del país, pero más como Ciudadano que como
Trabajador? El Trabajador, en la vieja
concepción del movimiento sindical, tenía una visión “parcializada” de la
sociedad porque miraba ante todo a los intereses de su clase. El Ciudadano, en cambio, primero atiende a los intereses de la patria
en su conjunto; su interés no es de “clase”, es “general”. El Sindicalista Ciudadano es entonces uno
que ya ha abandonado su parcializada visión de Clase y está dispuesto a
sacrificar sus intereses egoístas en pro de los intereses “generales” de la
patria. El Ciudadano –no el asalariado, ni el campesino, ni el profesional
liberal, ni el empresario-, el Ciudadano responsable, mira por la gobernabilidad, eso sí, con justicia e inclusividad. Por eso antes que el conflicto entre “clases”,
atiende a la crisis de institucionalidad: en la crisis de la CCSS adopta el
punto de vista no del trabajador, sino del ciudadano que está por encima de los
intereses mezquinos de uno u otro grupo.
Esto es: asume la racionalidad
del régimen reinante y de esa manera puede exhibir un sindicalismo
“propositivo” -no el sindicalismo del NO
ESTRATÉGICO- que ante problemas esencialmente políticos (de ejercicio del poder
de la clase dominante), apunta a soluciones que olvidan el fundamento clasista
de la crisis y sus soluciones. El más claro ejemplo de esto es la posición que
ha asumido la Anep frente a la crisis de la CCSS y ante el sector de
profesionales de la salud: como si el
gremialismo que exhiben algunos conglomerados de asalariados, principalmente
los de cuello blanco, no fuera un sub-producto del manejo de una institución
social, corrompido por los intereses de un grupo poderoso de empresarios (que ya no son médicos aunque se hayan
titulado como tales, sino que son empresarios
de la salud vinculados al resto de los grupos dominantes; y no nos referimos a los médicos que ejercen
liberalmente; sino a los dueños de grandes emporios de la salud, clínicas y
hospitales privados que parasitan a la CCSS).