sábado, 8 de marzo de 2014

¿TIENE OSCAR ARIAS RAZÓN?

¿Puede un solo gobierno hacer tanto daño?
ó, de cómo se crea un chivo expiatorio para seguir en lo mismo

Franco Benavides

No se le puede restar méritos al Gobierno de doña Laura y su equipo.  Ha hecho y dejado de hacer todo lo necesario para puntuar en lo más bajo de la opinión pública, ganándole incluso - cosa increíble-  al gobierno de Pacheco.   De manera que su falta de popularidad no obedece a una conspiración de la prensa (como a veces pretende explicar el gobierno su des-éxito),  sino más bien a su esfuerzo propio por perseverar en el desatino.
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 Pero es que acaso su equipo no está a la altura. Son torpes improvisados, aplicando ocurrencias un día y otro también.  Tampoco en esto hay que subvalorar al gobierno de doña Laura:  la Ruta 1856 será recordada por siempre como un ejemplo de eso que ahora llaman la APO (administración por ocurrencias).  Y muestras de ello son los vetos a la Ley Procesal Laboral y a la Ley de Fotocopiado y el impulso de  la Ley Mordaza.
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Que un tufillo tecnocrático mezclado  con algo de rancia soberbia impregna las sesiones del Consejo de Gobierno y que justamente eso no les permite olfatear la realidad política…, es también parte de su estilo “firme” (si es que se le puede llamar de esa manera a su consecuente perseverancia en el error).
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Pero decir que éste gobierno es responsable por la grave crisis de institucionalidad que vivimos; por el descalabro de la CCSS, por la epidemia de corrupción, de inseguridad ciudadana, el empantanamiento y fragmentación de la Asamblea Legislativa, la “judicialización de la política”, el colapso de la infraestructura pública…, ¡eso sí que es sobrevalorar el poder del que realmente dispone la Casa Presidencial!
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¿Puede un solo gobierno desmantelar todo el aparato productor de alimentos (arroz, frijoles, maíz) y reorientar nuestra fuerza productiva y nuestros suelos a la exportación de monocultivos destructores del ambiente (piña, melón, palma, banano), condenando casi al exterminio a los campesinos?  ¿Puede un solo gobierno entregar los bellezas naturales a la voracidad de los hoteles transnacionales y convertir a Guanacaste en una especie de “condominio” para pensionados gringos?

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Nuestra sociedad está en crisis. Los dueños del poder económico y político nos han embarcado en un proceso de transformación de signo contrario al de la década de 1940; se trata de una gran contrarreforma social.
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Los políticos que hacen fila para acceder al poder, incluso los del propio partido de la denostada doña Laura, hacen coro con la prensa y la culpan de todo.  No culpan a éste modelo económico que ellos están contribuyendo a crear y que se basa, esencialmente, en ofrecer al capital extranjero mano de obra y recursos naturales baratos,  en convertir cada servicio público (salud, educación, electricidad, telefonía, agua, carreteras, puertos, etc.) en un negocio de pocos adinerados.
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No, no.  El gobierno de Laura no es tan malo como pretenden hacerlo aparecer los que le siguen en turno.  El gobierno de doña Laura es heredero de treinta años de política neoliberal, es heredero de los Arias, Calderón, Figueres, Rodríguez y Pacheco y de sus aparatos partidarios.
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El mal gobierno de doña Laura solo se explica como consecuencia del proyecto neoliberal que sin acabar de aplicarse, ya está hundiéndose en todo el mundo.

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