miércoles, 4 de enero de 2017

EL CRITICISMO ABSTRACTO AL MOVIMIENTO SINDICAL

¡Cómo me hartan!


Hacer una denuncia pública sobre un hecho perjudicial para un  determinado grupo de ciudadanos o de trabajadores, produce infinidad de reacciones; desde la indiferencia, pasando por los que se congratulan por el suceso, hasta los que aprovechan la ocasión para recordarle, a propósito de un caso singular, lo mal que está, digamos, el Movimiento Sindical.  En un tercio de sus comentarios se duelen de lo que está pasando y hasta se enfurecen con el perpetrador de los hechos.  En las dos terceras partes restantes,  se dedican a recordar lo dividido e incapaz que es el Movimiento Sindical para afrontar problemas que le son comunes o que les corresponde atender por solidaridad.  

Y lo peor es que los ultracríticos están de “este lado de la acera”, aunque no exactamente en el mismo conglomerado.  Miran a la dirigencia sindical con un desprecio que, además de pasar por alto que la paja que apuntan en el ojo ajeno, es al menos del mismo grosor que el del suyo propio, omiten las causas históricas de tal situación y en cambio, las sustituyen por una especie de vicios personales o discapacidad sindical.   Porque antes el Movimiento Sindical era fuerte y solidario.  Las huelgas bananeras se entrecruzaban con las de los empleados públicos; era un Movimiento poderoso. 

Y hablan de la  de división del Movimiento Sindical como si los partidos de izquierda no estuvieran atomizados y, el que tiene cierta consistencia, rebosa de disensiones y discordias.  Hablan del Movimiento Sindical como si fuera una cosa abstracta y separada del resto de la historia de la Contra-reforma Neoliberal.  Hablan del sindicalismo como si no fuera una más de las instituciones que con la caída del Socialismo Real y la entronización de la Globalización fuera la única que ha sufrido un terrible sacudimiento de sus formas y contenidos.  ¿Y los partidos? ¿Y la misma democracia? ¿Y el capitalismo del Estado de Bienestar que abre pasó al capitalismo salvaje?  Nada de esto tiene que ver con lo que es nuestro propio Movimiento Sindical.

¿Es que no es la corriente neoliberal una fuerza corrosiva para el trabajo organizado, para desintegrar y anular la capacidad de negociación colectiva?  ¿Es que no son las circunstancias las que hacen a los seres humanos (sindicalistas) y los moldean con una fuerza arrolladora?
¿Es que para el caso de organización sindical no valen los cambios de época, como si valen para los partidos y otras instituciones sociales?  ¿Es que nuestra debilidad sindical se origina de manera exclusiva en los vicios y debilidades de una generación que ya no sabe hacer las cosas como se hacían antes?

San Rafael, 4 de enero de 2017.
Franco Benavides Flores 

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