viernes, 6 de enero de 2017

¿Se va el Ministro de Trabajo? ¿Y qué deja a su paso?

Viernes de Hiel
Un rumor recorre al Ministerio de Trabajo
Ó, de cómo precipitar las cosas para dejar la “marca”

Franco Benavides Flores

En cuestión de dos años hemos tenido dos ministros diferentes. Y según dicen, viene un tercero.  ¡Puras habladurías! Pero como dicen los sociólogos: los chismes son la vía más rápida al conocimiento de la verdad.
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Ya se sabe que el Estado sufre –en el sentido literal de la palabra- el cambio de las autoridades cada cuatro años o con más frecuencia.  Aunque el Estado es uno solo, lo cierto es que cada cierto tiempo llega un ministro con una caja de sorpresas bajo su brazo.  Cada uno quiere dejar su huella indeleble sobre esta maltratada y descuidada institución que se llama del MINISTERIO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL. 
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El penúltimo trajo, más que todo, la aspiración de que los reflectores del escenario público estuvieran siempre enfocados en él. Se creía el “Brat Pitt” de los políticos y protagonizó una farsa que tuvo su pináculo en escándalos de contrabando de poca monta, una contratación familiar descarada y el acogerse a una pensión de “lujo” de las que, él mismo, simuló combatir.
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Con el último, lo confesamos, hemos tenido muy poca relación.  Se le ve poco en el Ministerio.  Pero no vamos a olvidar que ha sido el primero en inventar un año artificial:  ahora tenemos metas de julio a julio en lugar de las del Plan Anual de enero a diciembre. Es los que se podría llamar “El Año de Don Carlos Alvarado”.  Al menos en la Inspección de Trabajo nadie sabe cuál es el criterio para la calificación anual: ¿qué meta nos tomarán en cuenta: la de enero a diciembre o la del nuevo año de julio a julio?  Sin duda es una novedad.
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 La prisa con la que se quieren hacer los cambios es como una confirmación de que alguien no se va a quedar por mucho tiempo en el Ministerio y necesita dejar, aunque sea de manera precipitada, señales visibles de que ha pasado por nuestra institución. 
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No le basta con que estemos iniciando el Programa de Trabajo Decente y Nuevo Enfoque de la Inspección de Trabajo.  Los planes de mediano y largo plazo no son efectivos en la política electoral. El tiempo de la política se mide en milímetros y, en cambio, el de  las instituciones se mide en “años luz”. Eso explica, en parte, por qué el Estado Costarricense está como ésta:  la mira de corto plazo de algunos aspirantes se sobrepone a cualquier proyecto estratégico de país.
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Ahora resulta que tenemos que cerrar la tercera parte de las oficinas de Inspección y Conciliación de Trabajo en un tiempo record. No hay tiempo para hacer “pruebas piloto” –tan recomendadas cuando de un cambio sustancial se trata.  El pretexto es el inicio de la vigencia de Ley Procesal Laboral en julio de 2017. Pero, ¿de verdad no se pueden hacer las cosas como recomendó la OIT en el Estudio con que trata de justificar la Administración esta incomprensible medida de cerrar oficinas ahora que dispone de más recursos humanos: “… la institución debe definir un plan específico y una estrategia de comunicación y gestión del cambio, tanto a las comunidades afectadas como a lo interno del MTSS para evitar la incertidumbre que pueden generar estos cambios no solo en las oficinas unipersonales sino también en las demás oficinas…”.
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Y conste que el estudio de la OIT no propone como medida principal el cierre de las oficinas. Tampoco se puede dejar de decir que, al momento de su elaboración, en el año 2012, no se disponía de 108 plazas nuevas que cambian radicalmente los supuestos del estudio. ¿Qué es lo que realmente busca el Ministro de Trabajo?

San Rafael de Heredia, 6 de enero de 2017.




  

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